Jean David Nau
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Síntesis biográfica
Infancia
De niño fue enviado como un sirviente, de Francia, a la isla francesa de Martinica. Luego de cumplir su plazo de servidumbre se trasladó a la isla de La Española, donde se unió a los bucaneros. Parece ser que se distinguió por el gobernador francés de la Tortuga, la Place de la señor, le dio el mando de un pequeño barco y lo mandó para ganar su fortuna.
Masacre y saqueos
En 1666, El Olonés saqueó audazmente la ciudad de Maracaibo, en la costa de Venezuela, masacrando y torturando horriblemente a los pobladores que capturaba. El botín recibido fue enorme, pero los piratas lo dilapidaron en continuas fiestas y orgias. Tras eso El Olonés se dedicó a atacar las costas de México y Honduras, capturando varios barquitos pesqueros y algunos galeones españoles. EL gobernador de Cuba intentó detener sus saqueos, zarpando en su búsqueda con el galeón “Virgen del Rosario”, pero el Olonés consiguió escapar a la isla Tortuga. Poco después volvió a atacar las costas de México, pero fue derrotado por los españoles y a duras penas consiguió escapar herido y en solitario, llegando en una canoa indígena hasta la isla Tortuga. Tras reclutar una nueva tripulación, el Olonés se dedicó a saquear las costas de Cuba, hasta que un banco de arena hizo encallar a su barco. Embarcándose de nuevo en canoas, El Olonés y sus hombres llegan hasta el Golfo de Darién. Pero cuando se internan en la selva en busca de agua y fruta son atacados por los belicosos indígenas caníbales “Kuna” que habitaban las selvas del Darién. Solo un hombre de la tripulación consiguió escapar de los indígenas y regresar a las balsas. El Olonés y el resto de la tripulación fueron despedazados, cocinados y finalmente devorados por los Kuna. Un merecido fin para tan despiadado psicópata.
Reputación y depravación
La reputación de crueldad y la depravación de este pirata era ya bien conocido en las Indias Occidentales. Una ocurrencia gráfica durante el ataque a San Pedros lugares, l'Olonnais cuestionar la mala suerte de los sobrevivientes de un grupo enviado a tenderle una emboscada. Durante el interrogatorio, l'Olonnais, de frustración con el silencio de los prisioneros, sacó su cuchillo y cortó el corazón de uno de los españoles y empezó a roer en él. No mucho tiempo después del incidente por encima de gran parte de su tripulación desertó y lo dejó con una nave única. Poco después su barco encalló en un banco de arena y se perdió en las islas de Las Petras. Antes de sus planes para equipar un nuevo barco y zarpar pudo realizarse fue capturado y muerto por los indios nativos.