La Roca
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Sinopsis
El general del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, Francis Hummel (Ed Harris); veterano y héroe de guerra, está cansado de ver cómo el Gobierno de su país difama la memoria de aquellos efectivos de fuerzas especiales fallecidos en combate, y no compensando económica y moralmente a sus familias; por lo que asalta un arsenal naval, robando quince misiles cargados con el gas nervioso VX. Posteriormente asalta la antigua Prisión de Alcatraz, toma a 82 rehenes y amenaza con disparar los misiles a ciudad de San Francisco si no se le entrega la suma de cien millones de dólares, que él se encargaría de repartir entre las familias de los caídos. Para la liberación de los rehenes, el Gobierno se ve obligado a confiar en un funcionario del laboratorio de armas químicas del FBI, Stanley Goodspeed (Nicholas Cage); y en el único hombre que en el pasado fue capaz de escapar con vida de Alcatraz, a la que se le conoce como "La Roca": el ex-agente secreto británico del SAS John Mason (Sean Connery), quien durante la década de 1960 había sido capturado después de espiar para el gobierno británico, robando unos microfilmes con toda la historia oscura de los Estados Unidos: los extraterrestres de Roswell, el asesinato de JFK, etc. Mason es liberado de la cárcel en la que se encuentra y el agente encargado Ernest Paxton llega a un acuerdo para liberarlo a cambio de que les ayude a entrar por la misma ruta por la que se escapó. Masón inicialmente se niega, pero acaba aceptando después de que mejorasen el trato dándole una suite en el hotel más lujoso de San Francisco. Cuando llegan, Mason deja colgado del balcón a James Woomack, el director del FBI (dado que Woomack fue el responsable de su detención) y huye en un coche robado. Goodspeed va tras él en una moto y lo sigue hasta un parque donde Mason se reencuentra con su hija (la cual apenas le conoce). Goodsped se lo lleva antes de que llegue la policía para que su hija no volviese a pasar por el trauma de ver como lo detienen. Mason y los agentes del FBI llegan a un centro de mando en el muelle de la bahía de San Francisco, donde, junto con el comandante de los Navy SEAL, Charles Anderson trazan un plan para introducirse en la Roca. Mason proporciona datos importantes sobre cómo escapó, como el hecho de que huyó por la sala de las duchas, pero no recuerda el método exacto, por lo que pide ir con el equipo, a lo que Woomack se niega, ya que podría escapar. Anderson acepta que los acompañe bajo la amenaza de que le encerrara en la Roca si los traiciona. Entre tanto, Goodspeed intenta enseñar al equipo cómo tratar el gas Vx, pero Anderson le ordena acompañarlos, algo que no le gusta a Goodspeed porque, aparte de no saber nadar no tiene experiencia alguna de combate. Mason, Goodspeed y los SEAL son llevados a la Roca en un helicóptero Sikorsky SH-3 Sea King escoltado por dos helicópteros artillados AH-1 Cobra, los cuales actuarían de señuelos. Los SEAL logran entrar en Alcatraz, pero acaban siendo emboscados por los marines de Hummel en un cuarto de baño. Anderson intenta negociar con Hummel diciéndole que "entiende por que hace esto", pero Hummel les ordena que depongan sus armas, al no hacerlo se inicia un tiroteo en el que Anderson y los SEAL son asesinados, dejando a Mason y Goodspeed como únicos supervivientes. Mason ve una oportunidad para escapar y desarma a Goodspeed, pero éste le pide que le ayude a desarmar los cohetes, ya que la hija de Mason también corre peligro, junto con la novia de Goodspeed, Carla Pestalozzi, la cual está embarazada y había volado desde Washington para verle. Mason y Goodspeed eliminan a varios equipos de marines, desactivando 12 de los 15 cohetes quitando los chip de guiado. Hummel amenaza con ejecutar a un rehén si no le devuelven los chips robados. Mason destruye los chips y se entrega a Hummel, dando a Goodspeed tiempo para desarmar los cohetes restantes. Aunque Goodspeed desactiva otro cohete, es capturado por los marines. Con la opción de rescate fracasada, el ejército utiliza el plan B: un ataque aéreo con aviones F/A-18 Hornet armados con bombas de plasma térmico que neutralizarían el gas nervioso, pero matarían a todos en la isla. Goodspeed y Mason son encerrados en unas celdas. Goodspeed se resigna y opina que van a morir, pero le pregunta a Mason cómo había logrado salir de la celda. Mason fabrica un gancho y lo ata con una cuerda, que usa para mover la palanca de apertura. Cuando se agota el plazo para la transferencia del dinero, los marines lanzan un cohete lleno de gas hacia San Francisco, pero Hummel cambia las coordenadas del objetivo y el misil se desvía estrellándose en el mar. Hummel revela que la misión había terminado y que todo era una farsa, ya que nunca tuvo la intención de matar a civiles. Eso provoca una discusión con dos de sus subordinados, los capitanes Frye (Gregory Sporleder) y Darrow (Tony Todd), la cual acaba en un tiroteo en el que matan a Baxter y hieren a Hummel gravemente, ya que si se rendían serían condenados a muerte por traición, además de no pagarles un millón de dólares a cada uno. Darrow y Frye continúan con el plan de disparar contra San Francisco. Mientras que Mason se ocupa del resto de marines, Goodspeed desarma el último cohete, cuya localización se la había dado Hummel con su último aliento. A medida que se acercan los cazas, Goodspeed mata a Darrow lanzando el último cohete (al que ha quitado la carga química) y arrastrándolo con él. Frye le persigue con intención de matarle, y en la pelea que sigue, Goodspeed mata a Frye rompiendole una esfera de gas en la boca, lo que causa que el gas se libere al aire y Goodspeed tenga que inyectarse un antídoto para no morir. Cuando se recupera, Goodspeed hace señales a los cazas para que no suelten el plasma térmico, pero antes de abortar, uno de los pilotos suelta sus bombas. La explosión no afecta a las celdas con los rehenes, pero hacen que Goodspeed caiga al océano. Mason lo rescata y le recrimina que haya tenido que salvarle la vida durante toda la misión. Goodspeed deja que Mason se vaya. Cuando el FBI asegura la zona, Goodspeed les dice a sus superiores que Mason había muerto "volatilizado". Womack se sorprende, ya que quería haber visto el cadáver de Mason, pero Paxton no se lo cree, aunque hace la vista gorda ante Womack. Algún tiempo después, Goodspeed y Carla, ahora casados, recuperan el microfilm que Mason había escondido y cuya ubicación se la había dado Mason antes de huir, el cual estaba en una iglesia.
Miscelanea
• La Roca junto con Armageddon son las dos películas del director Michael Bay que se encuentran dentro de la colección Criterion. • Stanley Anderson interpreta al presidente de los Estados Unidos. En Armageddon, película dirigida también por Michael Bay, vuelve a realizar el mismo papel. • En la película dicen que Mason (Sean Connery) fue un agente secreto inglés. Sean Connery fue en sus tiempos de oro el famoso James Bond. • Cuando entran con Sean Conery, tienen que pasar por un pasadizo que tiene emanaciones de fuego, y él explica cómo al escapar tuvo que memorizar la frecuencia de éstas. Entonces atraviesa el pasadizo (siempre desde fuera hacia adentro) y sale por una puerta del lateral por donde entran los demás. Pero entonces, ¿por qué no usó esa puerta él cuando escapó? - (La explicación es la siguiente: durante la película, se hace mención a los cambios que sufrieron cada cierto tiempo los túneles subterráneos de la prisión. Esa puerta podría ser una de las modificaciones. Además, antes de pasar por el pasadizo, Mason señala: "espero que la secuencia no haya cambiado".) • Como es habitual en muchas de las películas del productor J.Bruckheimer, la música es de Hans Zimmer. • El director, Michael Bay, soñaba con dirigir una película de James Bond con el legendario Sean Connery y este proyecto fue una sutil manera de cumplirlo, ya que todo en el personaje John Patrick Mason se asemeja a lo que fue James Bond en sus años dorados.
Criticas
Tarde o temprano tenía que aparecer alguna película de Michael Bay en esta sección. Y me ha tocado a mí. Pero me lo he tomado en serio, así que en lugar de hablar a partir de los recuerdos (más o menos frescos), y aprovechar este artículo simplemente para poner a parir al estadounidense, he buscado y vuelto a ver la película que habéis pedido en los comentarios de la última “crítica a la carta”, una que por cierto dura dos horas y cuarto; muy graciosos, chicos. En fin, vamos al lío. Bay, que ahora mismo está terminando la tercera entrega de ‘Transformers’ (se estrena en verano), es uno de los realizadores más taquilleros y populares de la industria norteamericana, y poco parece importar que esté también considerado como uno de los peores cineastas que existen en la actualidad. Al público, en general, le entusiasma su manera de entender este arte/negocio, quiere ver lo que Bay ofrece. Que es muy simple, pero da igual, funciona. Michael Benjamin Bay, nacido en Los Angeles, California (un 17 de febrero de 1965, por si hay algún viajero del tiempo leyendo esto), debutó como director de largometrajes en 1995 con ‘Dos policías rebeldes’ (‘Bad Boys’), su primer éxito comercial. Solo un año después se estrenó su segunda película, al parecer, la favorita de su filmografía, ‘La roca’ (‘The Rock’), producida nuevamente por Jerry Bruckheimer y Don Simpson (a quien está dedicada la película pues falleció meses antes del estreno), y también funcionó estupendamente en taquilla. La producción, que costó en torno a 75 millones de dólares (recaudó más de 300 en todo el mundo), contaba con un reparto de lo más atractivo; Sean Connery y Nicolas Cage (en el año que ganó el Oscar por ‘Leaving Las Vegas’) como héroes y Ed Harris como principal villano. Alrededor de las tres estrellas, una buena lista de secundarios de probada competencia como John Spencer, William Forsythe, David Morse o Michael Biehn, entre otros. Hago hincapié en esto porque de no ser ellos, por los actores, ver ‘La roca’ resultaría una experiencia insufrible. Nada más arrancar la película, mientras se suceden los créditos, y comienza a adueñarse de la pantalla la música de Hans Zimmer (muy similar a la que compuso para ‘Marea roja’ un año antes), aparecen planos a cámara lenta, helicópteros, fuego (como todavía no hay nada para explotar, el título aparece envuelto en llamas) y la bandera de Estados Unidos. Solo falta una voz en off que nos anuncie que acabamos de entrar en el universo de Michael Bay. En esta primera secuencia, una especie de prólogo que parece un videoclip en honor al ejército estadounidense, se nos presenta al general Francis X. Hummel (Harris), un veterano y reputado militar que no piensa seguir soportando por más tiempo lo que considera una grave e intolerable injusticia por parte de su país: dejar en el olvido a los soldados enviados a misiones secretas, mintiendo a sus familias y no otorgándoles méritos de ningún tipo. Hummel tiene un plan para lograr que le escuchen. Los adictos a la acción no tienen que esperar mucho más para ver los primeros golpes y disparos. En la segunda secuencia, vemos a Hummel dirigiendo una misión para robar unos misiles armados con extremadamente letales armas químicas que el ejército mantenía mal vigiladas. Montaje acelerado, cámara nerviosa, planos que apenas duran un segundo, golpes de sonido y extras cayendo al suelo. La típica secuencia de acción mareante, sin tensión ni sentido alguno, que vemos constantemente. Bay no sabe hacer otra cosa. Hummel y su grupo de marines convertidos en mercenarios se plantan en el islote de la prisión de Alcatraz y secuestran a 81 civiles que estaban haciendo turismo. Dirigen los misiles a San Francisco y hacen saber al gobierno que si no acepta pagar cien millones de dólares, arrasarán la ciudad. Tras una rápida deliberación, en la que queda claro que no se piensa soltar dinero, el FBI apuesta por dos hombres: Stanley Goodspeed (Cage), un especialista en armas químicas, y John Patrick Mason (Connery), el único que ha logrado escapar de Alcatraz. Aunque se supone que lo esencial es esta misión, entrar en la prisión sin ser vistos y anular los cohetes, eso no comenzará hasta la primera hora de metraje. El guion (firmado por David Weisberg, Douglas Cook y Mark Rosner, si bien se sabe que otros como Quentin Tarantino o Aaron Sorkin también participaron en la escritura) dedica bastantes páginas a la presentación de los protagonistas y la preparación del reto, lo cual está bien, es un recurso poco habitual en el género, pero está excesivamente inflado con escenas intrascendentes y un par de secuencias de acción de lo más inverosímiles. Goodspeed aparece por primera vez en su oficina, recibiendo un disco de vinilo de los Beatles (porque suena mejor que el CD; ¿contribución de Tarantino?) y salvando a todo el edificio tras la irresponsable inspección de un paquete bomba (sutil manera de hacernos ver que el personaje responde bajo máxima presión); después lo vemos en su casa, descubriendo que va a ser padre, y que, por lo tanto, debe casarse cuanto antes con su novia (Vanessa Marcil). Esto permitirá más adelante plantar a la mujer en la sala de control, sufriendo por los acontecimientos, como Liv Tyler en ‘Armaggedon’ (1998). Mason tiene una presentación más interesante, enigmática, apenas se le ve el rostro, cubierto por la melena canosa, y se destaca que está encadenado y vigilado constantemente, como si fuera muy peligroso a pesar a su edad; si se fugó de la prisión con fama de ser la más segura del mundo, es porque se trataba de un extraordinario agente secreto de la inteligencia británica (así que Connery da vida a un viejo James Bond, lo cual tiene gracia). Tras una negociación bastante ridícula, en la que a cambio de su libertad piden ayuda a Mason (al parecer es el único que conoce las entrañas de Alcatraz), éste consigue que lo trasladen a un lujoso hotel, donde aprovecha un despiste (en el cine siempre ocurren estos convenientes despistes) para escapar. Es la excusa perfecta para que Bay vuelva a destrozar coches con colisiones y explosiones espectaculares (aquí son inflamables hasta las aceras), en una persecución delirante por las calles de San Francisco (nada que ver con la emocionante ‘Bullit’) con momentos cumbre como la aparición de un equipo de baloncesto en silla de ruedas o el robo de una cutre motocicleta por parte de Goodspeed. Así que el súper-científico y el súper-espía logran entrar en Alcatraz y esquivar todas las granadas y balas posibles, mientras los hombres de Hummel van cayendo poco a poco, tanto por ineptitud (de pronto nadie sabe disparar) como por diferencia de criterio, lo que llega a provocar un motín. Llena de tópicos, patriotismo barato (la bochornosa reflexión del presidente) constantes errores de continuidad (dentro del agua hay más luz que fuera, o personajes que se secan al instante), escenas imposibles de creer y diálogos tan ridículos que llegan a parecer producto de una borrachera, ‘La roca’ se deja ver por la presencia y el sorprendente compromiso de los actores; la divertida pareja que forman Connery y Cage, así como el carismático enemigo interpretado por Harris, llegan a hacer que uno se interese por este cúmulo de disparates. Eso y la sana diversión de ir señalando las burradas perpetradas por los guionistas y el director, que a día de hoy sigue haciendo las mismas películas, interesado solo por el impacto de las imágenes con grandes explosiones, coches volando por los aires y mujeres atractivas. Y a cámara lenta. Se lo pide su público.
Premios
Premio MTV Movie Award al mejor dúo en la pantalla (1996)
Fuentes
https://www.espinof.com http://www.sensacine.com https://www.filmaffinity.com https://es.wikipedia.org