Zacarías
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Zacarías. Al igual que Jeremías y Ezequiel, Zacarías era también un sacerdote (Neh 12:12-16). De acuerdo con la tradición, él era un miembro de la Gran Sinagoga, un concilio de ciento veinte originado por Nehemías y presidido por Esdras.Este concilio más tarde se desarrollo en los ancianos gobernantes de la nación, llamado el sanedrín. Él nació en Babilonia y se unió a su abuelo, Ido, en el grupo de exiliados que regresaron por primera vez a Jerusalén bajo el liderazgo de Zorobabel y Josué el sumo sacerdote (Neh 12:4). Debido a que ocasionalmente es mencionado como el hijo de su abuelo (Esd 5:1; 6:14; Neh 12:16), se piensa que su padre, Berequías, murió a una edad temprana antes que pudiera suceder a su padre en el sacerdocio.
El Libro de Zacarías
Se divide en dos secciones: capítulos 1-8 y 9-14. En general, se piensa que tan sólo la primera parte es obra propiamente de Zacarías, mientras que la segunda, añadida posteriormente, es obra de un autor o autores anónimos. En la primera parte, Zacarías es llamado el hijo de Baraquías, hijo de Ado, lo cual da a entender que pertenecía a una familia sacerdotal. Así se explica el impulso que da al proceso iniciado por Ezequiel en favor del sacerdocio, impulso que más tarde desembocaría en el sometimiento de la función profética a la sacerdotal. Zacarías se muestra como un hombre de firme esperanza y de lenguaje claro. Por eso proclama sus visiones mirando hacia el futuro, en un estilo apocalíptico (1,7-6.8). Nunca, sin embargo, logró la independencia que caracterizó a los profetas anteriores al exilio.
Las palabras de apertura de Zacarías son fechadas desde el 520 a.C., el segundo año de Darío I (1:1). El emperador persa Ciro había muerto y fue sucedido por Cambises (530-521 a.C:) quien conquistó Egipto. Él no tenía hijo, se suicidó, Y Darío emergió al trono al subyugar une revolución. Era un contemporáneo de Hageo y comenzó a profetizar dos meses después de él. Es llamado un joven en el 2:4, sugiriendo que Zacarías era más joven que Hageo. El tiempo que duró su ministerio es incierto; la última profecía fechada (7:1) vino aproximadamente dos años después de la primera, haciéndolas idénticas en tiempo que la profecía de Hageo (520-518 a.C.). Generalmente se piensa que los capítulos 9-14 vinieron de un período que se llevó a cabo más tarde en su ministerio. Diferencias en estilo y referencias a Grecia indican una fecha de 480-470 a.C:, después de Darío I (521-486 a.C.) y durante el reinado de Jerjes (486-464 a.C.), el rey que hizo de Ester reina de Persia. De acuerdo a Mateo 23:35, él fue asesinado entre el templo y el altar, un destino semejante a un Zacarías que vino antes (2 Cr 24:20, 21), quien había sido apedreado hasta la muerte.
La primera parte del Libro de Zacarías se inicia con una exhortación al arrepentimiento y a la conversión, a la que siguen un conjunto de ocho visiones nocturnas que el profeta experimentó en el 518 a.C. y una colección de oráculos. En la exhortación se pone de manifiesto su exigencia de pureza y moralidad interiores, pues no se contenta con condenar los errores rituales, sino que en sus palabras se descubre el sentido de pecado y de malicia; la transformación de la ciudad debe llevar a la transformación del pueblo. Las visiones nocturnas, interpretadas por un ángel para Zacarías, predicen la inminente llegada de una era mesiánica.
A diferencia de la primera, la segunda parte carece de alusiones históricas, y falta toda precisión en torno a fechas y nombres; tampoco existe la preocupación por la construcción del templo, constante en la primera parte. Mientras que el estilo de la primera parte es prosaico y redundante, el de la segunda es poético y a menudo de difícil interpretación. No obstante, el espíritu apocalíptico de la primera continúa en ésta y alcanza en el capítulo 14 su más alta expresión. Más que la obra de un determinado autor, esta segunda parte parece la expresión final de una tradición inspirada. Su composición se debió prolongar a lo largo del primer siglo de la época helenista (a partir del 332, probablemente antes del 200 a.C.), pues en el Eclesiástico ya se mencionan los doce profetas menores.
En esta segunda parte se distinguen tres secciones: en la primera el oráculo se dirige a los pueblos sirio, fenicio y filisteo, de los que Dios sacará un resto que le servirá (9,1-11,3); la segunda es una especie de acción simbólica en la imagen del pastor para expresar el abuso de los malos pastores y la venganza que sobre ellos tomará el Señor, a quien han menospreciado (11,4-17 con 13,7-9); finalmente, la tercera es una exposición de diecisiete unidades escatológicas, introducidas todas con la expresión "aquel día". El mensaje de esta segunda parte se centra en la doctrina mesiánica: se anuncia el resurgimiento de la estirpe de David y la llegada de un Mesías humilde. Estos rasgos se armonizan en la persona de Cristo, razón por la cual el Nuevo Testamento hará referencia frecuente al profeta Zacarías.
Detalles de Zacarías
Zacarías fue contemporáneo de Hageo. Mientras Hageo parece haber sido muy anciano, Zacarías quizás haya sido muy joven, pues era nieto de Iddo, que había vuelto a Jerusalén 16 años antes (Nehemías 12:14, 16) Hageo ya había estado predicando dos meses, y se había iniciado la obra del Templo, cuando Zacarías comenzó. El ministerio escrito de Hageo fue de poco menos de cuatro meses, y el de Zacarías, de dos años. Pero sin duda estuvieron presente durante los cuatro años enteros para exhortar, animar y ayudar, trabajando hombro con hombro para la terminación del Templo. El libro de Zacarías es bastante más extenso que el de Hageo. Está repleto de vislumbres mesiánicas, y menciona literalmente muchos detalles de la vida y obra de Cristo.
Temas históricos y teológicos
Zacarías se unió a Hageo para despertar al pueblo de su indiferencia, retándolos a volver a comenzar la construcción del templo. El propósito primordial de Hageo fue reconstruir el templo; su predicación tiene un tono de reprensión por la indiferencia del pueblo, el pecado y la falta de confianza en Dios. El fue usado para comenzar el avivamiento, mientras que Zacarías fue usado para que lo mantuviera fuerte con un énfasis más positivo, llamando al pueblo al arrepentimiento y reafirmándole bendiciones futuras.
Zacarías buscó alentar al pueblo a edificar el templo a la luz de la promesa de que algún día el Mesías vendría a habitarlo. El pueblo no solo estaba edificando para el presente, sino con la esperanza futura del Mesías en mente. Él alentó al pueblo, aún oprimidos por potencias gentiles (1:8-12), con la realidad de que el Señor recuerda sus promesas de pacto con ellos y que Él los restauraría y los bendeciría. De esta manera el nombre del libro el cual quiere decir Jehová recuerda contiene en ciernes el tema de la profecía.
Este Apocalipsis del AT como se le llama con frecuencia, se relaciona tanto a la audiencia inmediata de Zacarías como también al futuro. Esto emana en la estructura de la profecía misma, debido a que en cada una de las tres secciones principales (caps. 1-6, 7, 8, 9-14), el profeta comienza históricamente y después avanza al tiempo del Segundo Advenimiento, cuando el Mesías regrese a su templo para establecer su reino terrenal. Él profeta le recordó al pueblo que el Mesías tenía un compromiso tanto a corto como a largo plazo con su pueblo. De esta manera las palabras del profeta eran buenas palabras, palabras consoladoras (1:13) tanto para los exiliados del día de Zacarías como también para el remanente de pueblo escogido de Dios en ese día futuro.
Este libro es el más mesiánico, apocalíptico y escatológico del e AT. Primordialmente, es una profecía de Jesucristo, enfocándose en su gloria venidera como un medio para consolar a Israel (1:13, 17). Mientras que el libro está lleno de visiones, profecías, señales, visitantes celestiales y la voz de Dios, también es práctico, lidiando con asuntos tales como el arrepentimiento, cuidado divino, salvación y vida santa.
La profecía estaba pronta a estar en silencio por más de 400 años hasta Juan el Bautista, entonces Dios usó a Zacarías para traer un brote rico y abundante de promesas para el futuro para sustentar al remanente fiel a través de esos años de silencio.
Vista Panorámica de Zacarías
Cuando las condiciones son deprimentes, ¿habrá esperanza en el futuro? ¿Pueden los creyentes esperar que Dios intervenga a favor de una nación que le ha rechazado? ¿Deben estar ellos optimistas acerca de las cosas por venir? ¿O deben permitir que la situación presente les lleve al pesimismo? Zacarías trató con estas preguntas respecto a las perspectivas para Israel, pero no ignoró las necesidades inmediatas de sus contemporáneos.
Zacarías era de linaje sacerdotal (1:1, 7; Neh. 12:12, 16), y fue llamado a servir a Dios como un profeta (1:1, 7). El nació en Babilonia y murió asesinado en el recinto del templo (Mt 23:35). El ministró a los judíos que volvieron del exilio; algunos de sus mensajes fueron dirigidos al sumo sacerdote (3:8) y al gobernador (4:6).
Es esencial saber los acontecimientos bíblicos que se registraron durante el ministerio de Zacarías. En la siguiente gráfica aparecen en orden cronológico:
Aunque algunos profetas fueron contemporáneos entre sí, sólo Zacarías y Hageo, según se expresa en las Escrituras, laboraron juntos (Esd 5:1; 6:14). Ambos desafiaron a los judíos a reedificar el templo. Para algunos esto es particularmente sorprendente porque los dos profetas eran muy diferentes. Zacarías era un predicador joven, pero muchos creen que Hageo era de mayor edad. Zacarías es diplomático en su predicación; Hageo es franco y predica directamente contra los pecados del pueblo. Zacarías es visionario en sus mensajes; Hageo es directo y casi rutinario. Zacarías ofrece vívidas promesas de la ayuda de Dios y la garantía de una nueva esperanza; Hageo llama más directamente a construir.
Zacarías, cuyo nombre significa “el Señor recuerda,” escribe e interpreta una serie de las visiones que recibió de Dios. Estas presentan verdades del futuro de Israel, pero también se aplican al presente. Con respecto al ayuno, Zacarías responde a preguntas hechas por una delegación de Betel. El profetiza tanto de la primera como de la segunda venida del Mesías. Zacarías es un profeta de esperanza en medio de la desesperación. El trae seguridad en tiempos de duda. Su ministerio es de desafíos y de consuelo.
Referencias Proféticas
Las profecías acerca de Jesucristo y la era mesiánica abundan en Zacarías. Desde la promesa de que el Mesías vendría y habitaría entre nosotros (Zacarías 2:10-12; Mateo 1:23) hasta el simbolismo del Renuevo y la Piedra (Zacarías 3:8-9, 6:12-13; Isaías 11:1; Lucas 20:17-18) a la promesa de Su Segunda Venida, donde aquellos que lo traspasaron lo mirarán y llorarán. (Zacarías 12:10; Juan 19:33-37), Cristo es el tema del Libro de Zacarías. Jesús es el Salvador de Israel, una fuente cuya sangre cubre los pecados de todos los que vengan a Él para salvación (Zacarías 13:1; 1 Juan 1:7).
Fuentes
- Biografías y Vidas Zacarías
- Wikipedia en español Zacarías (Profeta)