IV Concilio de Constantinopla (869-870)
Concilio IV de Constantinopla ![]() | |
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VIIIº Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica | |
Fecha de inicio | 5 de octubre de 869 |
Fecha de término | 28 de febrero de 870 |
Aceptado por | Iglesia Católica |
Concilio anterior | Concilio II de Nicea |
Concilio posterior | Concilio I de Letrán |
Convocado por | Papa Adriano II |
Presidido por | Diácono Marino Obispo Donato de Ostia Obispo Esteban de Nepi |
Asistencia | Alrededor de 100 obispos |
Temas de discusión | El proceso contra Focio de Constantinopla y sus seguidores. |
Cánones | 27 |
El Concilio IV de Constantinopla es el VIII Concilio ecuménico de la Iglesia Católica y fue convocado por el Papa Adriano II (867-872) tras el pedido realizado al papa Nicolás I (858-867) por el emperador Basilio el Macedonio (867-886) y el patriarca Ignacio de Constantinopla con el fin de serenar los ánimos dentro del mundo de Bizancio por las secuelas del iconoclasmo y la actitud de Focio de Constantinopla, este último fue un patriarca destituido por el emperador Basilio con apoyo de la Iglesia católica romana.
El papa Adriano II no pudo asistir al concilio y en su lugar envió como legados al diácono Marino, a los obispos Donato de Ostia y Esteban de Nepi.
Este concilio, aunque es reconocido por la Iglesia Católica como ecuménico, no es visto de esta manera por la Iglesia ortodoxa griega, la cual considera como octavo concilio ecuménico, otro reunido por Focio en la misma capital imperial durante los años 879-880, que rechaza las decisiones del Concilio IV de Constantinopla.
Concilio
El concilio comenzó sus sesiones el 5 de octubre de 869 en la iglesia de Santa Sofía y se clausuró el 28 de febrero de 870. Al principio no contó con muchos asistentes, pero en las últimas sesiones asistieron alrededor de cien obispos. Los patriarcas de Antioquía y Jerusalén enviaron sus representantes, y en la sesión novena también se personó un representante del patriarca de Alejandría. El objeto principal de los debates conciliares se centró en el proceso contra Focio y sus seguidores.
Durante el periodo que duro el concilio se realizaron un total de diez sesiones. En la primera sesión se proclamó el llamado libellus satisfactionis, que contenía la profesión del primado del obispo de Roma, la condena del iconoclasmo y de los errores de Focio. En las sesiones quinta y séptima estuvo presente Focio, pero se negó a reconocer su culpabilidad. La última sesión tuvo una especial solemnidad por la asistencia del emperador Basilio y su hijo Constantino, así como los legados del rey de Bulgaria y del emperador de Occidente Ludovico II (855-875). En ella se promulgaron una profesión de fe y veintisiete cánones. Estos cánones tenían la intención de evitar que se repitieran los incidentes en torno a Focio, y volvieron a confirmar la legitimidad del culto a las imágenes (canon 3). Llama la atención el canon 21, que establece el orden de precedencia de los cinco patriarcas: en primer lugar el papa de Roma, luego los patriarcas de Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén.
Fuente
- Francisco Javier Paredes Alonso, Maximiliano Barrio, Domingo Ramos-Lissón y Luis Suárez: Diccionario de los Papas y Concilios. Volumen IV: Concilios y Apéndices. Barcelona: Editorial Ariel, 1999, 1ra Edición. ISBN: 84-344-0513-X