Michele Federico Sciacca

Michele Federico Sciacca
NombreMichele Federico Sciacca
Nacimiento18 de julio de 1908
Giarre,  Italia
Fallecimiento25 de febrero de1975
Génova,  Italia
NacionalidadItaliano
OcupaciónFilósofo

Michele Federico Sciacca. Filósofo espiritualista italiano. De orientación agustiniana y rosminiana.

Trayectoria

Profesor de filosofía en las universidades de Pavía y de Génova. Se inició en actividades de historia de la filosofía con sus trabajos: Reid (1935), Metafisica di Platone (1938) y Teoria e prattica della volontà (1938), las cuales señalan ya el comienzo de su orientación espiritualista, La filosofia morale di Rosmini (1938), el amplio estudio sobre la filosofía italiana contemporánea Il Secolo XX (2 volúmenes, 1941) y sus obras Il problema di Dio e della religione nella filosofia attuale (1944) y Filosofia e metafisica (1959).

Sciacca sigue la línea del espiritualismo francés, especialmente de Blondel. Su filosofía es la "filosofia de la integridad" centrada en la interioridad del hombre, como lo demuestra en su escrito L'intériorité objective (1951). Sciacca aclara el concepto de interioridad y reprocha al idealismo y al inmanentismo el haberlo sacrificado. La interioridad tiene significado solamente si se refiere a una realidad trascendente y objetiva, en cuyo horizonte se define y consiste. Ha ahondado en el concepto de interioridad objetiva en L'uomo, questo squilibrato (1956), Atto ed Essere (1956) y Morte ed immortalità (1959). Posteriormente afrontó el tema de la libertad en La libertà e il tempo (1965). Cada uno, eligiéndose a sí mismo y eligiendo los datos que es, se hace como libremente quiere sobre la base de lo que es.

Entre su rica bibliografía cabe recordar también: Filosofia e antifilosofia (1968), Gli arieti contro la verticale (1969), y L'oscuramento dell'intelligenza (1970).

Pensamiento

Sciacca insistió en sus últimos años en que la suya es una filosofía de la integralidad, en cuanto que no sacrifica el sujeto al objeto ni viceversa, el cuerpo al alma ni al contrario y reconoció como sus grandes maestros a Platón, San Agustín, Pascal, Antonio Rosmini y Gentile, pero reivindicó para sí una posición personal, vecina a la de los otros filósofos espiritualistas contemporáneos, italianos y franceses. Ejerció además un cierto influjo en algunos círculos filosóficos de la órbita cultural iberoamericana.

Reafirmó el carácter principal de la autoconciencia liberada, sin embargo, de sus adherencias específicamente gentilianas.

«El sentimiento de su propia subsistencia no es constitutivo, sino perceptivo de ésta: sentirse es apropiarse, sintiéndola, su propia subsistencia, y no es hacerla ser»
La autoconciencia es, pues, «el saber primero que hace posible todo otro conocimiento», lo cual implica que el sujeto es un ser pensante, es además un existente, es actual y no potencial y por ello «descubre y revela el ser de todas las cosas en el orden del ser, que, estando presente en ella en su extensión infinita, hace que sea objetividad o interioridad objetiva». La autoconciencia, en fin, está «constitutivamente abierta a la actualidad absoluta o suprema, a la realización, en su acto total y último, de la potencialidad infinita del espíritu o de la interioridad absoluta»
«La autoconciencia, así concebida, es el primer encuentro del sujeto con la verdad que lo constituye y lo trasciende, y analógicamente, y mediante ella, es también encuentro con Dios»

Fuente

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