Escribir un devocional puede ser una experiencia espiritualmente satisfactoria. Ya sea que decidas escribir un devocional individual o una colección de devocionales, la idea principal es usar tu propia experiencia en la fe para enriquecer la vida espiritual de los lectores. También puedes hacerlo proveyendo contenido significativo de una manera que sea digerible.

Método 1
Método 1 de 3:
Organizar la obra general

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    Debes conocer el tema y al público. La mayoría de los libros y de las colecciones de devocionales giran en torno a un solo tema y este generalmente está orientado a un público específico. Toma en cuenta el tema y al público escogido a medida que investigues y reúnas material para el devocional.
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    Empieza desde un punto personal. Más específicamente, empieza desde un punto que esté profundamente enraizado en tu relación personal con Dios. Hacerlo hará que sea más fácil sentir pasión y escribir palabras sinceras de manera espiritual.
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    Familiarízate con los componentes básicos. Cada entrada de devocional tiene cuatro componentes personales: un pasaje escritural, una meditación, una oración y una reflexión clave.[2]
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    Determina el tipo de la meditación. Las meditaciones pueden ser personales u objetivas, pero deben abordar el tema en cuestión de una manera significativa. Hay cuatro tipos principales de meditación que puedes usar: comentarios de las Escrituras, anécdotas, hechos y recopilaciones.
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    Escoge la extensión adecuada para la obra en general. Al reunir una colección de devocionales, considera qué cantidad de devocionales debes incluir y cuán larga debe ser la obra general. La respuesta correcta variará dependiendo del mercado y del propósito del devocional.
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Método 2
Método 2 de 3:
Desarrollar un devocional

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    Reza constantemente. Debes rezar constantemente a lo largo del proceso entero, pero es especialmente importante rezar por guía al desarrollar las entradas individuales del devocional. Los buenos devocionales ayudarán al lector a acercarse a Dios, de manera que Dios debe ser el tema principal de lo que escribes. Reza por capacidad de transmitir la verdad con claridad, humildad y valor.
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    Trata de que cada devocional sea corto. Una entrada estándar de un libro devocional no pasa de 500 palabras. Tratar de que la entrada sea corta hará que seas conciso y emotivo al escribir. Además, las entradas cortas harán que los lectores no tengan problemas para prestar atención.
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    Enfócate en un subtema para cada entrada. Si escribes una colección de devocionales, la obra general tendrá un tema un poco amplio. Cada entrada individual tendrá que estar más enfocada, pero el subtema que escojas para la entrada debe adecuarse aún al tema general de la colección como un todo.
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    Escribe el inicio, el medio y el final. Esto puede parecer una declaración obvia, pero cualquier meditación narrativa que incluyas debe tener alguna forma de exposición o acción creciente, clímax y acción decreciente. Desarrolla, declara y explica el punto principal en más detalle según sea necesario.
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    Escoge versículos clave. Algunas veces, tendrás que elaborar una reflexión en torno a un versículo escogido. Otras veces, tendrás que escribir una meditación primero y encontrar el versículo que necesitas posteriormente. Asegúrate de que el versículo esté conectado directamente con la idea detrás de la meditación.
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    Verifica los hechos. Verifica todo lo que escribas. Esto se aplica a los pasajes escriturales que incluyas y a cualquier hecho externo que menciones.
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    Motiva la acción. Cada entrada individual tiene que motivar al lector a tomar acción en su relación con Dios. La acción puede ser mayor o menor, así como interna o externa. Independientemente de la acción en sí, debes animar al lector a ser parte activa de la experiencia.
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    No temas hacer preguntas. No necesitas tener todas las respuestas. Tu objetivo principal es animar al lector en su viaje en la fe. Hay momentos en los que una pregunta profunda y reflexiva puede cumplir ese objetivo mejor que una respuesta a medias.
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    Usa tu propia voz en la redacción del devocional. La mayoría de los devocionales están escritos en un tono conversacional y muy casual. Debes tener una buena gramática y una buena ortografía, pero mantén el tono lo más natural y lo más cómodo que puedas.
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    Ten cuidado de algunos problemas comunes. Los escritores que tratan de hacer un devocional suelen cometer errores similares con respecto al contenido y al lenguaje. Sé consciente de estos problemas potenciales anticipadamente para que puedas evitarlos en la medida de lo posible.
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Método 3
Método 3 de 3:
Publicar y distribuir el devocional

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    Edita la obra. El devocional puede ser honesto, fresco y provenir del corazón, pero si hay problemas estructurales con la redacción, nadie podrá ver el valor de la obra debajo de todo el barro. Revisa la obra hasta que esté lo más limpia, lo más cohesiva y lo más coherente posible.
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    Espera recibir críticas. Algunas críticas son constructivas y no se deben tomar de manera personal. Otras críticas son destructivas y se deben ignorar. Aprende a distinguir los dos tipos. Usa la crítica constructiva para mejorar tu redacción y trata de no desanimarte cuando escuches la crítica destructiva.
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    Escoge el mejor mercado para tu obra. Envía el devocional al mercado en el que sea más probable publicarlo. Sin importar cuán buena sea la obra, un editor que no publique devocionales (o uno que no publique el tipo de devocional que has escrito) no la aceptará.
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    Revisa y envía la obra de nuevo. La gran mayoría de escritores recibirán muchas cartas de rechazo, no te desanimes. En cambio, aprovecha la oportunidad para revisar la obra una vez más antes de enviarla a otra editorial para su consideración.
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Categorías: Filosofía y religión
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