Para que los huevos eclosionen, hay que mantenerlos calientes bajo una gallina sentada o en una incubadora. El instinto de las gallinas de sentarse encima de los huevos se conoce como "incubación". Puedes fomentar la conducta de incubación (y conseguir que los huevos eclosionen) estimulando a la gallina con "huevos", alterando su entorno y proporcionando las condiciones adecuadas. A través de unas cuantas simples acciones, puedes fomentar que la naturaleza innata de la gallina tome su rumbo.

Método 1
Método 1 de 3:
Estimular a la gallina con huevos

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    Coloca huevos de madera en el nido. Uno de los métodos más eficaces para fomentar la incubación es colocar huevos de imitación en el nido. Puedes empezar usando huevos de madera que se pueden comprar en la mayoría de las tiendas para granjas.[1]
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    Coloca pelotas de golf en el nido. Otro método usual, relacionado al uso de huevos de imitación, es colocar pelotas de golf en el nido. Curiosamente, algunas gallinas incluso responden mejor a las pelotas de golf que a los huevos "de imitación".[2]
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    Reemplaza los huevos de imitación por huevos reales. Si has fomentado la conducta de incubación en la gallina, y esta ha empezado a sentarse con éxito en huevos falsos (huevos de madera, pelotas de golf o cualquier otro huevo de imitación), puedes cambiarlos por huevos reales. Esto es más fácil de hacer por la noche, cuando la gallina es más dócil y tiene menos probabilidades de rechazar los huevos.[3]
    • Siempre lávate bien las manos antes de manipular huevos.
    • Algunas personas prefieren intercambiar los huevos durante el día, de modo que, si un huevo es rechazado, puede ser transferido rápidamente a una incubadora. Sin embargo, el método nocturno sigue siendo el más habitual.
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    Permite que reúna una puesta de huevos. Un método diferente, aunque muy común, es simplemente dejar que la gallina reúna una puesta de huevos en su nido; es decir, que ponga numerosos huevos sin ser molestada. Una vez la gallina haya acumulado unos cuantos huevos (normalmente de tres a cinco), su instinto de incubación debería ponerse en marcha.[4]
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    Considera la posibilidad de ponerle fecha a los huevos. Si das a la gallina el espacio y el tiempo necesarios para reunir una puesta de huevos, puedes considerar la posibilidad de escabullirte en el nido y usar un marcador para escribir la fecha en los huevos. De este modo, podrás retirar aquellos que lleven demasiado tiempo en el nido.[5]
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Método 2
Método 2 de 3:
Alterar el entorno

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    Mueve la gallina a un lugar más tranquilo. Otra forma eficaz de fomentar la incubación es cambiar sutilmente el entorno de la gallina. Intenta trasladarla a un lugar más tranquilo y silencioso para anidar. Esto puede hacer que su instinto de incubación aparezca.[6]
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    Proporciona un lugar oscuro. Otro cambio sutil es hacer que el área de la gallina sea un poco más oscuro. Por ejemplo, puedes hacerlo colgando una tela sobre la parte delantera del nido. La oscuridad la anima a estar tranquila y puede ayudarla a despertar sus instintos.[7]
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    Confínala. Mucha gente aboga por el confinamiento de la gallina en su tranquila y oscura área de anidamiento. Puede ser necesario un tiempo a solas en un lugar tranquilo y cómodo para despertar el instinto de incubación de la gallina. Considera la posibilidad de probar este método.[8]
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    Añade algunas hierbas frescas al nido. Si tienes acceso a hierbas frescas, añadir algunas al nido de la gallina puede animarla a calmarse y a incubar. La lavanda y la manzanilla son especialmente efectivas.[9]
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    Verifica que los nidos no tengan insectos ni ratones. La gallina puede evitar incubar (o incluso poner huevos) si no se siente limpia y segura en el nido. Para garantizar la comodidad y seguridad de la gallina, verifica que el nido esté libre de ácaros, insectos, ratones y otros intrusos.[10]
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Método 3
Método 3 de 3:
Proporcionar las condiciones adecuadas

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    Espera a la estación adecuada. Por lo general, las gallinas incuban durante la primavera o el verano (los meses más cálidos). Si esperas a la estación adecuada, los instintos naturales de la gallina y su capacidad de incubación deberían aparecer por sí solos. Enfréntate a este reto con positividad y paciencia, y espera hasta que llegue el momento adecuado.[11]
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    Asegúrate de que la gallina es de una raza con instinto de incubación. Las razas modernas (especialmente las de exhibición) han perdido su instinto de incubación debido a que los criadores tienden a usar incubadoras. Por ello, es importante empezar con una raza de gallinas que empollen, como la cochin, la orpington buff, la brahma claras o la gallina oscura de Cornualles.[12]
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    Introduce un gallo. Necesitarás un gallo en la situación si quieres acabar con huevos fecundados y gallinas que incuben. La presencia de un gallo cerca de la gallina probablemente fomente la conducta de incubación.[13]
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    Consigue una proporción perfecta en el número de pollos. Un gallo por cada cinco gallinas es la proporción ideal para los pollos. Si eres capaz de mantener esta proporción de gallos por cada gallina, es más probable que consigas huevos fecundados y que fomentes la incubación en las gallinas.[14]
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    Prepara un nido. La gallina necesita un lugar seguro y cómodo tanto para poner como para sentarse sobre los huevos. Prepara un lugar seco, limpio y relativamente oscuro donde la gallina pueda tener algo de privacidad. Puedes comprarlos o construirlos por tu cuenta con madera.[15]
    • Necesitarás una caja por cada dos o cuatro gallinas.
    • 30 cm cúbicos o 12 pulgadas cúbicas (30 x 30 x 30 cm o 12 x 12 x 12 pulgadas) es un buen tamaño para cada caja.
    • Añade un poco de aserrín o paja para que sirva de cama a las gallinas.
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Consejos

  • No molestes a la gallina después de que haya empollado. Si la asustas, puede dejar de sentarse sobre los huevos.
  • Separa a la gallina de la bandada después de que los polluelos hayan nacido. Esto es para evitar algún tipo de agresión hacia los polluelos.
  • Los polluelos viven con un "alimento inicial" especial, que contiene los nutrientes que necesitan.
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Acerca de este wikiHow

Pippa Elliott, MRCVS
Coescrito por:
Veterinaria del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios
Este artículo fue coescrito por Pippa Elliott, MRCVS. La Dra. Elliott es una veterinaria con más de 30 años de experiencia. Se graduó en la Universidad de Glasgow en 1987, y ha trabajado como cirujana veterinaria durante 7 años. Después, la Dra. Elliott trabajó como veterinaria en una clínica de animales durante más de una década. Este artículo ha sido visto 1457 veces.
Categorías: Aves de corral
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