Las plantas de jade (Crassula Argentea syn. Crassula ovata), son plantas de tallo leñoso con hojas suculentas, ovaladas y verdes. Estas plantas pueden alcanzar una altura 3 m (10 pies)[1] si crecen en el exterior, en una zona de rusticidad 9 a 11 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés)[2] , donde la temperatura se mantiene por encima de los −7 °C (20 °F) en invierno. No obstante, suelen cultivarse como plantas de interior, creciendo lentamente hasta alcanzar una altura aproximada de 90 cm (3 pies).

Método 1
Método 1 de 3:
Usar un nuevo contenedor y tierra

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    Trasplanta a principios de primavera. En esta época es cuando la etapa de gran crecimiento de la planta empieza.[3]
    • Se recuperará con mayor facilidad y rapidez durante esta estación del estrés que causa trasplantar la planta.
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    Usa un contenedor de terracota, cerámica o arcilla pesada. Esto ayudará a mantener el jade derecho.[4]
    • La parte superior de estas plantas suele pesar, doblándose así con facilidad.
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    Asegúrate de que el contenedor tenga al menos un agujero para el drenaje en la parte inferior. Esto permitirá que el exceso de agua drene.
    • Si el agua excedente no drena, hará que la tierra sea demasiado húmeda y restringirá el flujo del aire, lo cual puede causar que las raíces se pudran y mate a la planta.
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    Consigue un contenedor que solo mida entre 2,5 y 5 cm (1 y 2 pulgadas) de profundidad y ancho más que el anterior. Si miden más, permitirá que las raíces crezcan excesivamente o haya demasiada tierra alrededor de las mismas, lo cual las mantendría húmedas por demasiado tiempo.[5]
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    Usa tierra para macetas a base de turba con perlita o arena de construcción gruesa adicional. Esto permitirá que el suelo drene con mayor rapidez.[6]
    • Puedes mezclar perlita o arena con la tierra para macetas a una proporción de 2/3 de tierra y 1/3 de perlita o arena.
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Método 2
Método 2 de 3:
Trasplantarla

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    Coloca la tierra en el contenedor hasta alcanzar una profundidad de 2,5 o 5 cm (1 o 2 pulgadas). La parte superior de la masa de raíces debe estar a 2,5 cm (1 pulgada) por debajo de la parte superior del contenedor después de trasplantar.
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    Retira la planta de su antiguo contenedor. Tumba la maceta hacia un costado, y agarra la base del tallo con la mano para jalar y sacar las raíces.[7]
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    Limpia unas tijeras afiladas con un desinfectante casero. Remójalas en el desinfectante por cinco minutos, enjuágalas con agua y sécalas con una toalla limpia.
    • Esto matará las esporas fúngicas y las bacterias que podrían infectar la planta.
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    Poda las raíces que sean más grandes que la masa. Luego, córtalas de modo que estén uniformes con el resto.
    • Si podas las raíces largas, la planta desarrollará un sistema de raíces más saludable.
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    Coloca la planta en su nuevo contenedor. Luego, llena los espacio vacíos a su alrededor con más tierra.
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    Riega la planta con agua a temperatura ambiente hasta que drene por la parte inferior. Esto acomodará la tierra alrededor de las raíces y le proporcionará humedad a la planta.
    • Si hay un platillo para almacenar el agua drenada debajo del contenedor, vacíalo después de regar.
    • Si dejas el agua en el platillo, podría regresar a la tierra y mantener las raíces húmedas en exceso.
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Método 3
Método 3 de 3:
Ayudarle a recuperarse

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    Préstale mucha atención por 4 semanas después de trasplantarla. La planta de jade estará estresada por el proceso, así que deberás cuidarla de forma un poco diferente mientras se recupera.
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    Riégala con agua a temperatura ambiente cuando la superficie de la tierra empiece a secarse. Se debe regar esta planta con más frecuencia de lo usual ya que el sistema de raíces se habrá visto comprometido y no podrá absorber el agua con eficiencia.[8]
    • El agua a temperatura ambiente no afectará las raíces a diferencia del agua del grifo.
    • Si la planta no recibe suficiente agua, las hojas suculentas empezarán a secarse y podrían desarrollar puntos marrones.[9]
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    No riegues en exceso. Demasiada agua causará que las hojas se vuelvan amarillas.
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    Evita aplicar fertilizantes mientras el sistema de raíces se recupera. Las plantas de jade no necesitan fertilizantes durante este periodo. Incluso podría quemar las raíces.
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    Mantén la planta lejos de la luz directa del sol. Debido a que las hojas no estarán recibiendo la humedad con tanta eficiencia como de costumbre, demasiada luz solar podría quemarlas.
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Categorías: Jardinería
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