Muchos enfrentan el problema de tener que comer algo que detestan. Podría ser por su sabor, textura, gustos personales o creencias alimentarias. Sea cual sea la causa, si de verdad tienes que comértelo, te diremos cómo lograrlo (y con suerte, a no devolverlo).

Parte 1
Parte 1 de 3:

Emplear trucos mentales

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    Imagina que es algo que te encanta. Por ejemplo, imagina que es una hamburguesa con queso hecha puré o un helado licuado. Sé creativo con el cambio imaginado a lo que suele ser tu comida favorita y adelante.
    • Imagina que solo son caramelos raros. Si son hormigas azucaradas, solo imagina que son caramelos azucarados.
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    Trata de no pensar mucho al respecto. No te quedes mirando la comida, no la huelas ni te permitas pensar en ella. Más bien, enfócate solamente en el hecho de que tienes que comértela, que hay una comida disponible y que tienes que hacer otras cosas mejores después.
    • Ponte a pensar en cosas que te distraigan, por ejemplo, las cosas que no ves la hora de hacer, tus juegos favoritos o los destinos que te gustaría visitar.
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    Mentalízate para comerlo. Repítete que no hay problema con ese alimento y que también vas a estar bien. Di “Puedo hacerlo. Si lo como, soy un superhéroe”.
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    Ponte a pensar en los que pasan hambre. Sí, es deprimente, pero te recordará que hay gente que no tiene qué comer mientras tú haces un escándalo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Saber qué hacer con las texturas y los aromas feos

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    Recuerda que lo “feo” en la comida suele ser personal. Hay algunas cosas que sí huelen mal para todos, como el tofu maloliente, el lutefisk (platillo noruego a base de bacalao) o los quesos olorosos, pero muchos otros olores dependen mucho de la experiencia personal. Por ejemplo, un vegetariano podría encontrar el olor de la carne desagradable, mientras que un amante de los quesos no gourmet podría detestar el olor del queso azul.
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    Tápate la nariz al comer. Esto puede ayudar a reducir el olor.
    • Abre las ventanas y deja entrar una brisa fresca. En ocasiones, es la acumulación de un olor fuerte lo que te pone mal, pero si el aire puede disiparla, podría ayudarte a comer eso que no te gusta. Por lo menos algo.
    • Evita olerlo o estar muy cerca demasiado tiempo si no soportas su olor.
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    Evita masticarlo si no puedes tolerar la textura. Más bien, córtalo en trozos bien pequeños que sean seguros de tragar. Luego, trágalos lo más rápido que puedas. Bájalos con agua, jugo o cerveza.
    • Si no te gusta porque es viscoso o blando, cómelo sin ponerlo en tu lengua.
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    Escóndelo dentro de otra cosa. Esconderlo es excelente para ocultar su mal sabor o textura horrible. Si está dentro de algo que sí te gusta, comerlo será mucho más fácil.
    • Si eres el que cocina, mucho mejor. Sé creativo y busca maneras de ocultarlo bien dentro de tus recetas de repostería o de cocina. Ralla, pica o pela el alimento en cuestión a un tamaño mínimo y escóndelo.
    • Los condimentos fuertes pueden ayudar a que su sabor “desaparezca” al comerlo.
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    Agrégalo a una bebida. Añádele jugo, leche u otros líquidos que sí te gustan y un poco de dulce o salado. Luego, a beber se ha dicho.
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    Come algo delicioso enseguida. Primero come eso que no te gusta. Así te lo sacarás de encima. Luego, bombardea tus papilas gustativas con lo que te encante. Entre más delicioso sea lo que comas al final, lo que no te gusta será solo un mal recuerdo.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Evitar comerlo

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    Dile al chef o cocinero que eres alérgico. Rebatir esto es difícil, salvo que estés en la casa de alguien que sepa la verdad. Incluso en este caso, si vienes de otro estado a visitar después de un tiempo, di que desde que te fuiste has desarrollado una alergia a ese alimento.
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    Dile al chef o cocinero que estás haciendo una dieta especial. Puede ser cualquiera, desde una libre de gluten a una frutariana.
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    Diles que lo has probado una vez y que no te gustó. Y menciona que te niegas categóricamente a comerlo de nuevo.
    • Quizá tengas que ser mayor a 16 para salirte con la tuya con esta excusa.
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    Dáselo a uno de tus hermanos o padres que le encante. Sonríe ampliamente y alardea diciendo lo bien que sabes que le encanta y que le das permiso para comer más. Quizá no funcione, pero te dejarás entender muy bien.
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    Busca una planta en maceta. Tira eso que te parece horrible a la tierra y ten la esperanza de que nadie lo note.
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    Escóndelo dentro de una servilleta. Sin que te vean, introduce eso que no te gusta en el basurero de la calle a altas horas de la noche.
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    Dáselo al perro. Solo hazlo si es algo seguro de comer para el perro y si no te preocupa mucho malacostumbrarlo (los perros no deben aprender a comer de un plato o mesa humanos).
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Consejos

  • Si es una pizza o una salchicha pero con aderezos horribles, solo imagina que es la versión regular.
  • Trata de encontrar las similitudes de lo feo con lo rico. Por ejemplo, si tienes que comer un gusano, imagina que es una gomita con forma de gusano.
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Advertencias

  • Algunos chefs o cocineros podrían sentirse insultados si rechazas sus deliciosas recetas.
  • A veces, la aversión a algo podría deberse a otros motivos. Si está arruinando tu vida, busca consejería.
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Acerca de este wikiHow

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Categorías: Técnicas para comer
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