Archipiélago cubano

Archipiélago cubano
Concepto:Es una cadena o un conjunto de islas.

Archipiélago Cubano. Constituye la porción más occidental del arco insular antillano, en medio de los continentes de la América del Norte y de la América del Sur. Está formado por la Isla de Cuba, la Isla de la Juventud y otras 1 600 isletas y cayos. Representa 0,08% de las tierras emergidas del Planeta, ocupa el décimo quinto lugar entre las mayores islas del mundo.

Distribución

La máxima distancia entre las costas norte y sur es de 191 km. y la más estrecha es de apenas 31 km. Posee 13 bahías de importancia y 635 cuencas hidrográficas de variable extensión. El territorio está distribuido, según la división político administrativa del 2011, en 15 provincias, y el municipio especial Isla de la Juventud, con una población de 11 240 841 habitantes.

Geología

Dentro del gran cinturón plegado de las Antillas Mayores, Cuba se caracteriza por presentar una estructura geológica compleja debido a la superposición de secuencias rocosas formadas en diferentes ambientes geodinámicos. En la estructura actual, estas secuencias aparecen intensamente dislocadas, sobrecorridas unas sobre otras e incluso, mezcladas desordenadamente. La variabilidad geológica y su ubicación en la zona tropical ha posibilitado la formación de yacimientos minerales metálicos y no metálicos; tanto endógenos como exógenos así como yacimientos de petróleo y gas. Está formada por rocas carbonatadas con edades que oscilan entre el Jurásico y el Cuaternario. Predomina la topografía cársica y presenta una gran variedad morfológica. La forma más difundida es el lapiés, que existe en los lugares en que las rocas carbonatadas están desnudas o semidesnudas.

Relieve

El relieve de la Isla está condicionado por su posición en la zona de interacción de las placas de América del Norte y del Caribe, por su ubicación en el borde septentrional de la zona de los bosques tropicales periódicamente húmedos y por la influencia de las oscilaciones paleo climáticas del Cuaternario. Ello determina la heterogeneidad, la complejidad, el carácter y el desarrollo de sus elementos morfoestructurales y esculturales. El sistema montañoso cubano está conformado por cuatro macizos que abarcan una extensión territorial de 1 959,400 hectáreas y representan el 18% de la superficie del archipiélago cubano: Guaniguanico, situado en la región occidental y conformado por la Sierra del Rosario y la Sierra de los Órganos así como las alturas de Pizarras del Norte y del Sur; Guamuhaya (Escambray), ubicado en el centro del territorio al cual pertenecen las alturas de Trinidad y Sancti Spíritus; Sierra Maestra y NipeSaguaBaracoa, ambos en la región más oriental del país, en los cuales se ubican las mayores alturas de casi 2 000 m. Los aspectos más característicos son las terrazas marinas y fluviales, las cortezas de intemperismo, el desarrollo especial del Carso y los tipos de costas biogénicas. También predominan las pendientes desnudas o con una cobertura poco potente de sedimentos sueltos que son intensamente lavados en épocas de lluvia. En el desarrollo de estos procesos contribuyen notablemente los ciclones tropicales que realizan un fuerte lavado laminar, arrastrando una gran cantidad de material detrítico y degradando la vegetación, lo que trae como consecuencia el desarrollo de la erosión lineal y de deslizamientos, corrimientos y derrumbes sobre todo en zonas montañosas. Predomina el relieve de llanura en 75% del territorio, seguido por las alturas bajas y montañas. El 4% del territorio nacional está ocupado por humedales.

Población

La población cubana se ha caracterizado, tradicionalmente, por presentar un crecimiento demográfico moderado dentro del contexto de los países latinoamericanos. Si bien Cuba es un país económicamente en vías de desarrollo, desde el punto de vista demográfico presenta indicadores semejantes a los de los países desarrollados. Al cierre del 2010.

Clima

El clima es tropical estacionalmente húmedo, con influencia marítima y rasgos de semicontinentalidad. Otras clasificaciones, le asigna a la mayor parte del país el tipo (cálido tropical con estación lluviosa en el verano). Por su situación geográfica, se encuentra situada en una latitud muy cercana al Trópico de Cáncer, lo cual condiciona la recepción de altos valores de radiación solar y determina el carácter cálido del clima. Sin embargo, también se halla en una posición singular en la frontera entre la zona de circulación tropical y extratropical, recibiendo la influencia de ambas con carácter estacional. Los huracanes y tormentas tropicales, frentes fríos y sures, son los eventos meteorológicos mas importantes y con mayor frecuencia afectan la región occidental del país.

Ecosistemas de manglar en el Archipiélago Cubano

Uno de los fenómenos climatológicos que ha afectado al Archipiélago Cubano ha sido la prolongada sequía de los últimos años. Son bien conocidas las consecuencias de la sequía para los asentamientos humanos, la agricultura, la industria y las múltiples actividades socioeconómicas indispensables para el desarrollo de la sociedad y desde luego para la vida en su más amplia concepción, los paisajes, ecosistemas y la biota en general. Uno de los ecosistemas donde se manifiestan los efectos de la sequía es el de manglares que conforman extensas áreas de bosques costeros localizados en las zonas tropicales y subtropicales del planeta. En Cuba, dada su condición de insularidad, el ecosistema de manglar tiene una gran importancia económica, ecológica y estratégica, ocupando el 4,8% de la superficie del país y el 26% de la cobertura boscosa. Generalmente se identifica por manglar a la vegetación boscosa que constituye parte de estos sistemas ecológicos. Por la configuración del Archipiélago Cubano, los manglares juegan un papel fundamental en la protección de las tierras litorales aminorando el efecto erosivo de oleajes, mareas y de tormentas, máxime que Cuba está situada en una zona con gran afectación de huracanes, lo que le confiere al ecosistema de manglar la primera línea de la defensa costera, constituyendo una importante barrera funcional que impide la salinización progresiva hacia los territorios agrícolas, protegiendo cultivos importantes como la caña de azúcar, el arroz, el tabaco y los pastos, además de las poblaciones costeras. Se puede afirmar que el papel protector que tienen los manglares en Cuba es de vital importancia para la economía nacional.

Efecto de la sequía

El principal efecto de la sequía en los manglares cubanos es la elevación de la salinidad, acompañado de disminución de nutrientes y energía, lo que se refleja en:

  • Muerte de los árboles más robustos y bien desarrollados.
  • Disminución de la talla de los manglares (menor altura y menos robustos hasta individuos que no sobrepasan el medio metro de altura con pocas ramas y hojas.
  • Sustitución de especies según su resistencia a la salinidad. En orden ascendente de salinidad yana, patabán, mangle rojo y mangle prieto.

Consecuencias ambientales que tienen repercusión social y económica

Al disminuir la talla del manglar, la protección a las costas contra tormentas tropicales, huracanes, oleajes y sures, también disminuye, por lo tanto:

  • La protección a los poblados, edificaciones e infraestructura económica y social.
  • Aumenta la salinización de los suelos y penetración de la cuña salina ya que el manglar pierde o disminuye su función de filtro.
  • Aumenta la afectación a los suelos agrícolas por salinización con su significación para la alimentación de la población.
  • Aumentan las inundaciones a zonas costeras y poblados.

Con la muerte o reducción de la altura y biomasa del manglar se puede esperar:

  • Erosión en las costas.
  • Retroceso de la línea de costa.
  • Penetraciones del mar e inundaciones más intensas y frecuentes.
  • Avance de la cuña salina hacia los suelos agrícolas.
  • Desprotección de la población e instalaciones económicas ante huracanes y tormentas. *Afectación del potencial pesquero.
  • Afectación a la producción de mieles de mangle.
  • Perdida de Biodiversidad
  • Disminución de la cobertura boscosa.

Montañas

Durante el 2004 el Instituto de Ecología y Sistemática trabajó en el estudio de la fragmentación de vegetación en ecosistemas de montaña: Reserva de Biosfera Sierra del Rosario (RBSR), Pinar del Río, y en la recuperación de terrenos degradados por la minería del níquel en Moa. El uso histórico del territorio en la Reserva de Biosfera Sierra del Rosario, ha influido grandemente en la modelación del paisaje fragmentado que presenta actualmente la RBSR, dentro del cual se destacan las áreas principales de conservación asociadas a la zona núcleo, en la cual se destaca un parche de aproximadamente 7000 ha (70 km2) de vegetación natural compuesto de bosque siempre verde y semideciduo, mientras que la zona de amortiguamiento y asimilación económica, presenta una matriz de campos de cultivo y pastos donde se encuentran dispersos parches de vegetación secundaría inferiores a 10 km2, cercas vivas y árboles aislados. La fragmentación dentro de la Zona de Influencia de la Reserva, permitió reconocer en la misma, fragmentos de bosques secundarios que no han sido talados, rodeadas de potreros o campos agrícolas. Vegetación secundaria (Matorrales y comunidades herbáceas ruderales), y campos abandonados o en períodos de descanso con distintas etapas sucesionales. Corredores de vegetación riparia, constituidos básicamente por hileras o líneas de árboles localizados en las orillas de ríos o arroyos, así como árboles aislados en potreros o campos agrícolas. Actualmente estos árboles aislados tienen uso como sombra, frutales y reserva de leña o madera, o se dejan en pie simplemente por la dificultad de cortarlos, debido a su dureza o tamaño. Pudo comprobarse que los árboles aislados y los fragmentos de vegetación, en áreas de asimilación socioeconómica de la RBSR, actúan como núcleos promotores de la regeneración de especies vegetales propias de bosque, funcionando como refugios de biodiversidad, sustentadores de especies de flora y fauna, que pueden servir como elementos que permitan contribuir a mitigar los efectos negativos del medio ambiente. Por su parte, los fragmentos de vegetación representados por parches de bosques remanentes, cercas vivas y árboles aislados, representan elementos fundamentales para la conectividad del paisaje y el mantenimiento de la biota. El manejo de los árboles aislados y los fragmentos de vegetación, debe ayudar a conservar la diversidad biológica y la conectividad de los paisajes y facilitar el movimiento de propágulos y especímenes a través de áreas abiertas en sistemas silvopastoriles, por lo que deben ofrecer una promisoria opción para la conservación de paisajes fragmentados derivados de la acción humana.

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