Conspiración de Gaspar Antonio Rodríguez
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Causas
Movimiento político militar que se produjo como reacción de peninsulares constitucionalistas y criollos liberales ante la restauración del absolutismo en Cuba.
Objetivo
Su propósito no era separatista, sino simplemente restituir las libertades que amparaba la Constitución de 1812 abolida por Fernando VII y poner coto con la venalidad y corrupción llevadas por Vives a su máxima expresión. Como dirigente del mismo figuró el alférez de Dragones Gaspar Antonio Rodríguez, radicado en Matanzas, quien ya se había visto involucrado en las revueltas de diciembre de 1822 en La Habana al lado de los piñeristas -fue en aquella ocasión, en enero de 1823, cuando el subteniente del Batallón del Tarragona, Francisco Sentmanant Zayas, dio, probablemente por primera vez en la isla, el grito de ¡Viva Cuba independiente! Sentmanant huyó a México, donde fue gobernador de Tabasco-.
Participantes
La conspiración atrajo a numerosos militares de los regimientos de Dragones, Cataluña y Málaga, entre ellos a varios de graduación superior a la del alférez, lo que hace suponer que aquél no era el jefe; a varios sacerdotes, entre ellos los de Casiguas, Aguacate y Madruga; al cura liberal Tomás Gutiérrez de Piñeres; a varios oficiales del bergantín Voluntario, fondeado en la bahía de Matanzas y a otras personalidades del occidente de la isla.
Plan de acción
Su idea consistía en desatar la insurrección mediante la captura sorpresiva del Morro, la Cabaña y otros objetivos militares importantes de la capital, junto a la sublevación de las dotaciones de varios cafetales e ingenios del este de La Habana.
Fin de la conspiración
La conspiración fue penetrada y delatada por la inteligencia del capitán general, Dionisio Vives, quien ordenó al gobernador militar de Matanzas copar a los conspiradores en una reunión que debían celebrar el 6 de agosto en la Iglesia de Madruga. El golpe falló por haberse suspendido la reunión, pero entonces Vives tomó una serie de medidas para neutralizar el movimiento con la menor violencia posible; remitió a España a cumplir otras tareas a dos de los jefes comprometidos, alejó de La Habana a otros y ordenó el arresto del alférez.
Rodríguez fue detenido y remitido al Castillo de San Severino; el 22 de agosto se le abrió causa, pero cuando era trasladado a la Cabaña logró refugiarse en el Cuartel de Dragones.
Ideario político-social del movimiento
Aquí emitió un Manifiesto (o proclama) -al grito de ¡Viva la Constitución, el rey está prisionero!- en el que expuso el ideario político social del movimiento que en ese momento encabezaba, en el que, aunque explícitamente reconocía la existencia de la cubanía, demostraba que no había en su movimiento objetivos separatistas, sino que simplemente clamaba por la restitución de las libertades constitucionales conculcadas y contra la corrupción entronizada por Vives.
El documento decía:
Respuesta al ideario
A su llamado a alzarse en armas respondieron menos de una decena de lanceros por lo que, tenazmente perseguido, poco tiempo después se vio forzado a salir de Matanzas, lo que hizo a bordo de la goleta corsaria Limeña, recaló en los cayos Bahía de Cádiz, Galindo y Cruz del Padre, y en la Península de Hicacos en Matanzas.
Poco después estuvo en Cayo Levisa, Pinar del Río, desde donde partió hacia el Cabo de San Antonio y la ensenada de Guanímar. Su infructuoso periplo, que duró unos tres meses, terminó en Yucatán, México, no sin antes tocar en Isla de Pinos para reabastecerse.
Hay fuentes que señalan que Gaspar Antonio Rodríguez, ya coronel, cayó combatiendo en 1829 contra las tropas españolas que invadían México. El régimen colonialista juzgó en ausencia su osadía y lo condenó a muerte.
Fuente
- Colectivo de autores. Enciclopedia Historia Miliar de Cuba (1510-1868). Centro de Información para la Defensa. MINFAR. Consultado el 1 de septiembre de 2011.