Palacio de los Condes de Jaruco
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Palacio de los Condes de Jaruco (La Habana). Construido en 1738, se encuentra ubicado en una de las aceras que bordean la hermosa Plaza Vieja (Habana Vieja), justo en el ángulo formado por las calles Muralla y San Ignacio, hoy sede del Fondo de Bienes Culturales, y antaño hogar afortunado de la opulenta familia criolla Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda. Representa el tipo de residencia señorial del siglo XVIII con alto puntal, que incluye un entresuelo y da mejor atmósfera al patio central con hermosos jardines y amplios soportales alrededor.
Historia
En sus terrenos existió primero una casa de argamasa y techo de tejas que, según escrituras que datan de 1645, perteneció a José de Garro Bolívar y Armenteros, casado con Antonia de Aranda y Avellaneda. Al enviudar doña Antonia, contrajo matrimonio con Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Valdespino, un notable de la villa. En 1732 decidió don Gabriel demoler las casuchas y construir en el lugar un palacete, tarea que le encomendó al contratista Diego de Salazar, quien tuvo también que ver con la construcción de la célebre muralla de La Habana que circundaba la ciudad.
Terminada la mansión en 1739, doña Antonia de Aranda obsequió la residencia a su hijo Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda, primer conde de San Juan de Jaruco, casado con Doña Teresa Montalvo y O’Farrill, hija del primer Conde de Casa Montalvo, nieta del primer Conde de Macuriges y del IV Marqués de Villalta, perteneciente a los progenitores de los Condes de Casa Bayona, propietarios de otro palacete de la Habana colonial. La casa permaneció en propiedad de los condes de Jaruco hasta 1870. Posteriormente perteneció a otras de las familias encumbradas, los Peñalver y Cárdenas, hasta que su frecuente cambio de propietarios y uso indiscriminado la condujeron al deterioro y al olvido.

Características

Aunque mantiene una coherencia estilística es una vivienda independiente en su totalidad, con su pórtico que jerarquiza la entrada, los vanos que identifican cada nivel de la vivienda, el zaguán, el patio central, caja de escalera, sus galerías en planta alta que comunican las habitaciones y el entresuelo, espacios todos, cuya distribución corresponde a la planta típica de la casa colonial cubana. Pero introdujo una innovación: la construcción de otra casa más pequeña en el espacio destinado a traspatio, con el fin de obtener rentas, y con acceso independiente desde la calle lateral de San Ignacio. Esta innovación de casas coordinadas se convirtió luego en una solución frecuente en las grandes viviendas habaneras coloniales.
El patio está circundado por galerías en sus cuatro lados de arcos sobre columnas de fuste monolítico en ambas plantas. La puerta principal se abre al centro de la fachada, dejando ver al recién llegado el espléndido interior de la mansión. Especialmente la guarnición de la puerta con su frontón de cornisas quebradas testimonia la presencia del barroco americano.
Fuentes
- Una visita al Palacio de los condes de Jaruco
- Beltrán de Santa Cruz: apellido, casa y honor
- Condes de Jaruco.
- Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda.
- De la Guardia Hernández, Miguel. Fortalezas, mansiones e iglesias de La Habana colonial. Edición Rubén Casado. La Habana, Cuba. 1994.
- Venegas Fornias, Carlos. Plazas de intramuros. Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. 2003