La abeja haragana

Síntesis

Había una vez una abeja que salía a pasear y a comer en los árboles y flores, lo menos que hacía era trabajar, era muy haragana. Mientras las otras abejas salían a trabajar ella no hacía nada, se iba de mañana y volvía al atardecer por la puerta de la colmena en la que siempre habían guardias. Los guardias muy enojados porque no trabajaba le advertían de que no la iban a dejar entrar y un día esto sucedió, un día con una tormenta muy fuerte. La abeja rogó para que la dejaran entrar, pero los guardias estaban negados a dejarla, entonces se fue a una caverna en un árbol que por sorpresa ahí vivía una culebra que comía abejas. La culebra le dijo que las dos tenían que hacer la prueba más rara, si la culebra hacia la prueba más rara esta se comía a la abeja, pero si la abeja hacia la prueba más rara la culebra la dejaría quedarse la noche en la cueva. La abeja con su inteligencia logró hacer la prueba más rara al esconderse en una planta sensitiva muy común por esa zona. Al regresar a la colmena la dejaron pasar sin decir nada, porque sabían que la abeja había aprendido su lección. La abeja haragana comenzó a recoger polen como ninguna otra abeja desde ese entonces.

Personajes

• La abeja haragana
• La culebra
• Los guardias

Datos de autor

Horacio Quiroga, autor del libro

En el año 1878 Horacio Quiroga nace en la ciudad]] uruguaya de Salto. Aunque es de clase alta, Horacio se enfrenta desde muy joven a un mundo conformista, provincial y [[aristócrata del cual forma parte. Es un niño rebelde y le gusta todo tipo de actividades como el ciclismo, las artesanías y la química, todas ellas nada convencionales en aquella época. Horacio Quiroga, cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo, maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Entre sus algunas de sus obras aparecen, Los arrecifes de coral, 1901, El crimen del otro cuentos, 1904, Los perseguido, 1905 y Historia de un amor turbio, 1908. El año 1903 es crucial en la vida de Quiroga porque supone la iniciación del autor a la selva. Horacio ejerce de fotógrafo en una visita a las ruinas jesuíticas de San Ignacio situadas en la selva subtropical de Misiones provincia situada a unos 1100 km al norte de Buenos Aires). Inicialmente Quiroga parece estar nada preparado, lleva ropa inadecuada, padece asma y no deja de quejarse de las molestias que allí encuentra Corre el año 1936 cuando Horacio viaja a Buenos Aires para consultar a los médicos. Allí ingresa en una clínica y cuando se entera de que el cáncer gástrico que tiene es incurable decide quitarse la vida tomando una sobredosis de cianuro. El 18 de febrero de 1937 Quiroga es encontrado muerto en su habitación. Sus restos son incinerados y trasladados al panteón familiar en el cementerio de Salto.

Fuentes

https://ciudadseva.com/texto/la -abeja-haragana /