Manuel Porto Dapena

Manuel Porto Dapena
Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Bahía de la Habana
Secretario General de los Trabajadores del Puerto de La Habana.
- -
- - -
- - -
- - -
Datos Personales
Nacimiento18 de octubre de 1910 .
En una aldea, provincia de Ourense, Español, Gallego
PadreManuel Salvador
MadreAna Rita Cacique

<div align=

Síntesis biográfica

Nace el [[18 de Octubre] de 1910 en una aldea de la provincia de Ourense,

Desde niño Manuel trabajó en las tareas rurales, ayudando a su familia. Cuando el sol recién estaba saliendo Manuel se levantaba para iniciar la faena. Allí todos tenían que trabajar, los padres, los ancianos, los niños. El trabajo era duro y cansador

Trayectoria

La casa era de piedra, de paredes anchas y húmedas. Como las típicas casas de aldea, en la planta baja estaban la vacas y a pocos metros tenia cerdos y gallinas. La familia contaba con varias parcelas de tierra, que cultivaban o eran utilizadas para que pasten los animales. Aquella era una vida muy sacrificada. Algunos vecinos habían decidido emigrar a Portugal y desde allí daban el salto a Brasil. Otros soñaban con marcharse a Cuba. Es así como su padre que tenía un familiar en La Habana, emigra a Cuba, cuándo Manuel tenía tan sólo dos años. Unos años después en 1924, Manuel junto a su madre se traslada a la tan soñada isla del Caribe, instalándose en el barrio Casablanca, dónde el padre trabajaba en los Talleres de Palmer, (en la actualidad Astilleros de Casablanca). Manuel Porto con 14 años comenzó a trabajar en esta empresa, como aprendiz de herrero. Desde su casa se veía toda la bahía y la ciudad de La Habana. Por la noche le gustaba caminar por el muelle y mirar hacia la ciudad, donde contemplaba las miles de luces que titilaban en el cielo, que le despertaban todos sus sueños juveniles. Aquellas luces le recordaban también el último adiós, desde el barco, despidiéndose de su Galicia natal. Le recordaban aquella noche, de tantas lágrimas cuando partió del puerto de Vigo y en medio de la bahía divisaba las mismas pequeñas luces, que miraba desde Casablanca, mientras el barco se despedía de sus recuerdos, en un largo adiós. En aquel barrio proletario de la bahía de La Habana, las actividades vinculadas al mar, las más importantes era: Construcción naval, actividades portuarias, obreros marítimos, pescadores, etc. Allí los gallegos eran mayoría. Cuando cumplió los 18 años se afilia a la Liga Juvenil Comunista, siendo uno de los primeros miembros.

Obras

El escritor Xosé Neira Vilas en su semblanza sobre Manuel Porto incluye unas estrofas que escucho cantar a una vecina de Casablanca: Luchaba el “gallego” Porto Contra todos los cabrones, Era un hombre que tenía Bien puestos los pantalones. Y luego continuaba: Una bala criminal A Manuel Porto mató Pero su ejemplo está vivo, El pueblo no lo olvidó.



Huelga general de agosto del 33

En 1933 Porto fue elegido Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Bahía de la Habana. La oleada revolucionaria que vivía Cuba a principios de los años treinta va a culminar con la convocatoria a la huelga general en el mes de agosto. El principal impulsor era la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista encabezado por Martínez Villena. Aquella huelga obrera arrastro tras de si a las capas populares, pequeños comerciantes, artesanos, pequeños industriales, con gran participación del campesinado. Su compañero de militancia F. Chao en un discurso en su homenaje, nos cuenta: “recordamos al “gallego Porto”, ya en el año 1933 en aquellas tumultuosas asambleas de la Federación Obrera de la Bahía de la Habana plagadas de agentes policíacos y provocadores de toda laya, queriendo desacreditarlas y como el “gallego” con aquella voz gruesa que sin forzarla se hacía oír, pero de qué manera se hacía oír nuestro “gallego”, cuando lentamente se iba poniendo de pie según machacaba los falsos argumentos de los vendidos de la patronal, con que nitidez lo recordamos con aquella su descomunal estatura, imponiendo su tremenda personalidad y como le brillaban sus profundos ojos negros llenos de autoridad cuando, echándose hacia delante en la mesa o tribuna, consultaba a la masa trabajadora.

Las huelgas del 35

Por su participación de las huelgas de marzo de 1935 es detenido y juzgado en los “celebres” Tribunales de Urgencia y condenado a prisión. Fue enviado al Castillo del Príncipe. Cuando sale de la cárcel está gravemente enfermo de bronconeumonía temiéndose por su vida. La prensa relata la detención: “Manuel Porto Dapena, destacado líder comunista, preso por la Policía Nacional.- Pertenece a la L.J.C. además como delegado al Pleno de la Conferencia Nacional Obrera de Cuba (CNOC).- Se le acusa de ser dirigente de todas las huelgas registradas en los muelles. También se le acusa de la muerte de Capitán Hernández Ruda, hecho ocurrido durante el entierro de las cenizas de Mella”. “El Crisol” viernes 22 de marzo de 1935. Un compañero de prisión de nombre Francisco Cruz Roque “el Isleño” recuerda aquellos días en prisión: “estuve preso con Porto en el Castillo del Príncipe cuando la huelga de marzo del 35. “El gallego” era hombre de pocas palabras pero de mucha acción. Recuerdo cuando se enfrentó resuelto al Capitán jefe del Penal ¡Que coraje tenía ese Porto! Recuerda “El Isleño” la comida tan llena de gusanos en aquella prisión y tantas cosas…” Durante las distintas detenciones estuvo sujeto a expedientes de expulsión. Los distintos gobiernos dictatoriales intentaron expulsarlo como lo hicieron con otros extranjeros, entre ellos el gallego Rego López o el canario [[]]José Miguel Pérez, fundadores del primer PCC.


La incipiente organización armada

Con la represión desatada después de la huelga general revolucionaria de marzo del 35, el Partido Comunista, junto a los grupos revolucionarios liderados por Antonio Guiteras y sectores importantes del recientemente fundado Partido Autentico comenzaron a realizar acciones conjuntas contra el régimen. Se planearon una serie de actividades, como sabotajes a industrias importantes, a puestos militares y policíacos, acopia de armas. También se programaron acciones de expropiación de dinero con destino a los fondos del Estado Mayor del Ejército Liberador, que era la organización insurreccionad dirigida por el Partido Comunista. El “Gallego Porto era parte de ese Estado Mayor.

Se casa con Berta Almeida

Dirigiendo la huelga del gremio de almacenes conoció a Berta Almeida, militante comunista como Porto. Ella también era una mujer con valentía y muy entregada a la causa comunista: durante algunos años conviven sin casarse inclusive ambos fueron detenidos y enviados a prisión. Al salir de la cárcel se casa y en 1936 tienen a su hija Liliam. Su compañera Berta nos cuenta: “Pasamos muchas necesidades y su alimentación era escasa dependiendo muchas veces de que las bodegas (tiendas de comestibles) de Casablanca nos fiaran. Porto no tenía un alto grado de escolaridad pero tenía un ansia grande de superación. Se aprestaba ya a comenzar a estudiar por correspondencia, para hacerse mecánico electricista.” Al llegar de la militancia todavía le quedaba tiempo para estar con su hija pequeña, a la cual llevaba en sus brazos hasta un patio que había en la casa, donde tenía dos tanques de niquelar y se ponía durante unas horas a realizar este trabajo, que le permitía ganar un dinero extra. Berta también compartía las ideas comunistas de su compañero, cuando podía también participaba de las reuniones del partido, casi nunca se perdía un acto o una manifestación. Ella era la mayor apoyatura que tenía Porto para poder realizar su actividad sindical y política.



La bala asesina

Los grupos de la ultra derecha estaban a la caza de líder proletario, no le perdonaban su valentía temeraria, se había convertido en un símbolo que gozaba de su propia leyenda. El 30 de septiembre de 1940 estaba convocado un acto en el Teatro Principal de la Comedia, donde se celebraba una velada en honor del líder estudiantil Rafael Trejo: “Aquella noche cuando llegamos al teatro lo tenían cerrado las pandillas gansteriles que estaban dentro armados hasta los dientes. Ante esta situación, empezamos a empujar la puerta; ellos la abrieron de pronto y nos recibieron a piñazo limpio. Nosotros respondimos en la misma forma y se generalizó una bronca de piñazos y patadas de proporciones multitudinarias; como esto estaba sucediendo en una parte del portal y del vestíbulo, nosotros quedamos frente al pasillo central ya que nuestra gente estaba orientada a copar los laterales de las lunetas para poder así proteger a todos los asistentes, pero resulto que allí no estaban más que aquellos agresivos pandilleros. Por eso fue que Porto y yo vimos como el “Colorado”, el tristemente célebre Orlando León Lemus, levanto el brazo armado e hizo el primer disparo. Como era lógico, esto provoco que en el acto se formara un tiroteo general. En ese momento, el “Gallego” sacando su pistola y sin mirarme siquiera me dijo: ¡Fuego macho, que nos matan estos hijos de …!” Allí, hombro con hombro, estuvimos haciendo fuego a todo lo que se movía, hasta que llego la policía: cuando observe tantas chaquetas azules, me vire para el “gallego” y no lo vi, después supe que se sintió herido y que unos compañeros lo recogieron y lo llevaron al hospital aún con vida”. Testimonio F. Chao. Según otros compañeros que presenciaron la situación el “Gallego” estaba de pie, firme, disparando su pistola Star, hasta que una bala le penetro en su cuerpo. Aun después de herido de muerte, conservó su aplomo y su entereza y se supo mantenerse erguido, firme, estoico, como un roble gallego. Con una bala en el hígado Porto continuo caminando y continuo disparando y cuando entrega su pistola a “Nico”, el compañero que lo acompaña en un auto hacia el hospital “Calixto García”, su preocupación es que el compañero sacara el peine de la pistola y sacara las balas del directo, para evitar algún accidente. Pocas horas después el “gallego” fallecía en el hospital. Su cadáver fue velado en el local del Sindicato de Dependientes de Almacenes en la calle San Ignacio. La policía se hizo presente intentando detener a los trabajadores que acompañaban el féretro. El entierro fue seguido por una grande multitud de obreros. Blas Roca, Secretario General del Primer Partido Comunista, fue el encargado de despedir sus restos, con voz emocionada pero enérgica dijo: “Ya vendremos algún día, Porto Dapena, a traerte una hoz y un martillo bien rojos”.




Fuentes

  • Manuel Porto Dapena. Disponible
en: kaosenlared.net-9 jul. 2016
  • Manuel Porto Dapena. Disponible.
Disponible en:[http:// La Voz de Galicia-5 ago. 2017


   
This article is issued from Ecured. The text is licensed under Creative Commons - Attribution - Sharealike. Additional terms may apply for the media files.