Raúl Scalabrini Ortiz
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Raúl Scalabrini Ortiz (Corrientes, 14 de febrero de 1898 - Buenos Aires, 30 de mayo de 1959). Ensayista y publicista argentino. Famoso por su obra El hombre que está solo y espera (1931) donde da su visión sobre la sociedad que le toco vivir.
Durante su adolescencia
Publicista de un popular análisis de la idiosincrasia de las clases medias argentinas y de incididos estudios sobre el contexto económico y social de su país. Se instruyó en ciencias exactas en la Universidad de Buenos Aires. Durante su adolescencia militó en un grupo de ideología marxista y transitó por el interior argentino por cuestiones de trabajo. Esto le facilitó saber de primera mano la situación económica y social más allá de la capital. Por esos años fue alumno de Macedonio Fernández, ayudó en la revista Martín Fierro y divulgó los cuentos de La manga (1923).
Obra más distinguida
Su obra más distinguida, El hombre que está solo y espera (1931), es un conjunto de tendencias y observaciones sobre el prototipo de la clase media porteña, de la que confeccionó un controvertido retrato abreviado en el título; fue epístola en el contexto de la crisis mundial de 1929, de la que un país de las particularidades de Argentina, en su acuerdo, podía beneficiarse perfectamente. El libro estimuló durante años tanto interés como polémica.
Colaboración en el diario
En el año 1933 viajó a Francia por motivos políticos y empezó a tener una mayor noción del papel que tenia Inglaterra en la economía argentina; en Alemania, luego, escribió artículos concernientes al colonialismo y la cuestión nacional. Retornó a Argentina en 1935, ayudó en el diario Señales y militó en las filas de Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), en cuya sección de prensa denunció diversos negociados, principalmente los concernientes con el ferrocarril.
Publicaciones
Publicó Política británica en el Río de la Plata (1936), Los ferrocarriles, factor principal de la independencia nacional (1937), Historia de los ferrocarriles argentinos (1940) y Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino (1947). Conoció también al que pronto sería presidente del país, Juan Domingo Perón, al que propuso la nacionalización de las líneas férreas y le permitió conocer sus trabajos, pero no aceptó deberes públicos. Luego de la caída de Perón siguió preservando y defendiendo sus ideas desde las páginas de las publicaciones El Líder, De Frente, El Federalista y Qué.