Martín Marrero
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Síntesis biográfica
Nació José Lázaro Martín Marrero Rodríguez el 17 de diciembre de 1859 en la Finca La Unión, próximo a Santiago de las Vegas en la provincia de La Habana.
Infancia y juventud

Desde que aprendió las primeras letras se manifestó en el un afán de estudio y superación increíble. Estudió en el colegio “Casa de Educación” de José Hernández y Mederos, donde Martí había ejercido de profesor durante unos meses hasta 1880. Posteriormente matricula en la Universidad de La Habana para estudiar medicina. Inicia sus actividades revolucionarias en el Centro de Instrucción y Recreo de su pueblo natal, fundado en 1882 como contrapartida del Casino Español, junto a otros jóvenes como su íntimo amigo Juan Delgado González y a reconocidas personalidades de Santiago de las Vegas como , destacándose sobre todo por su participación en el equipo de béisbol “Club Cuba”, del cual Marrero era director en 1883 y Presidente de su Junta Directiva en 1889. Al mismo tiempo y durante su etapa de estudiante universitario se vincula a Cosme de la Torriente Peraza, a través del cual se relacionará con otras importantes figuras, comprometidas con las luchas independentistas. Se considera que a través de Cosme llega a conocer a Juan Gualberto Gómez. Terminó sus estudios y se graduó en 1887. Una vez recibido de médico instaló su consultorio en su pueblo natal, logrando hacerse de un reconocimiento por su formación humanista, la calidad de su atención y por atender a todos los que necesitaran sus servicios, pudieran pagarle o no. En este período sigue cultivando sus vínculos con los independentistas, tanto los radicados en su región como los emigrados en La Florida.
Labor independentista en Jagüey Grande

Años más tarde, alrededor de 1890 fija su residencia en Jagüey Grande para ejercer allí su profesión y comienza a laborar intensamente por la libertad de la patria oprimida, conspirando contra la dominación española en la provincia de Matanzas. Su trabajo como médico le granjeó el agradecimiento de pacientes y deudos por los repetidos servicios prestados, no siempre retribuidos.
Estas acciones contribuían a forjar vínculos de reconocimiento social y sus visitas profesionales propiciaban una atmósfera de admiración, gratitud y franca comunicación. Estos nexos fueron reconocidos y valorados por José Martí, quien afirmó: Los médicos son los más apasionados, y, por lo tanto, serán los mejores delegados. Sus pasos en ninguna hora, ni en ninguna parte llaman la atención; siempre son bien recibidos. Todos les deben algo: unos la vida, otros dinero. El médico es quien mejor conoce los secretos de todos: por eso, ésta será la revolución de los médicos.
La clarividencia de Martí le permitió darse cuenta de que eran los médicos los más sagaces conspiradores, por la facilidad que tenían de penetrar en todos los hogares y por el prestigio y la confianza que gozaban entre sus compatriotas. Por esa razón confió sus planes y utilizó como sus mejores agentes en Cuba a los doctores Martín Marrero, Joaquín Castillo Duany y Pedro Betancourt entre otros.
En 1893 recibe por conducto de Ramón Rivera Monteressi, Secretario del Consejo de Gobierno de Key West y su hermano José Marrero el nombramiento de Delegado del Partido Revolucionario Cubano en Jagüey Grande, Matanzas, de puño y letra de Martí y fechado en New York para que organizara la conspiración en ese territorio.
En mayo de 1893 viajó a Cayo Hueso y se entrevistó con Martí para planificar los detalles del trabajo conspirativo, darle las primeras instrucciones, órdenes y consejos con respecto a todo lo que con aquellos trabajos se relacionaba. Allí le comunicó que Juan Gualberto Gómez era el Delegado General y jefe de la conspiración en Cuba y que el delegado en la provincia de Matanzas lo era el señor Emilio Domínguez. Así mismo le dio instrucciones sobre el tratamiento al bandolerismo, los espías, etc. En un segundo viaje que Marrero realiza a Cayo Hueso, visita la familia de Carmen Caraballo Abad, su novia, que había emigrado y que como miembros del Club Patriótico colaboraban con las actividades independentistas. Carmen aceptó gustosa el nombramiento de su prometido y en breve regresaron a la patria, ya casados. Ella traía oculta entre sus ropas correspondencia para Juan Gualberto Gómez, y de Serafín Sánchez y Loynaz del Castillo, para Las Villas y Camagüey.
El alzamiento en armas

En la mañana del 24 de febrero de 1895, como estaba previsto sucediera en todo el país, el Dr. Martín Marrero se alzó al frente de 39 hombres en el potrero La Yuca, de la Finca La Sirena. Este levantamiento en armas daba inicio así en la zona la última de nuestras guerras independentistas contra España.
Para la misma fecha se habían planificado y se realizaron otros tres alzamientos en la provincia de Matanzas y al oeste de Cienfuegos: el de la Finca La Ignacia, cerca del paradero de Ibarra con Juan Gualberto Gómez y Antonio López Coloma; en el Seborucal, Ceiba Mocha, encabezado por Manuel García y el de Sabana de los Charcones en Aguada de Pasajeros con Joaquín Pedroso, Alfredo Arango, Jorge y Charles Aguirre entre otros.
El primer combate en la región occidental
Dos días después del alzamiento, el Dr. Marrero y sus hombres sostuvieron un combate con los españoles en un lugar conocido como Palmar Bonito, siendo esta la primera acción armada librada en el occidente del país durante la Guerra del 95 y el cuarto combate de las fuerzas insurreccionales en todo el país. Al amanecer de ese día 26, Marrero envió algunos hombres a tratar de contactar a alguno de los otros grupos alzados y a explorar el terreno. Estos localizaron a una tropa española con cerca de 300 hombres, a la que los hombres de Marrero emboscaron y sobre las 8 de la mañana cruzaron un breve tiroteo del que salieron victoriosos, al lograr que el enemigo se retirara después de sufrir dos bajas. No obstante después del combate la mayor parte de sus hombres se había dispersado y sin haber contactado a ningún otro grupo en la zona el día 27 el Dr. Marrero decidió acampar en la Finca San Isidro para más tarde internarse en la Ciénaga en espera de órdenes que nunca llegaron. Para el día 28 sólo estaba acompañado de 11 hombres; y decide enviar a Fernando Sanabria, (el que debería ser el práctico que lo guiaría a través de la Ciénaga de Zapata para pasar a Las Villas), para que fuera a su casa con cuatro hombres más a buscar alimentos. Este hombre se presentó a los españoles para desertar y los demás, sin saber a donde dirigirse, decidieron regresar de nuevo a reunirse con su jefe en la Finca San Isidro. Reconociendo Marrero lo insostenible de su posición, el fracaso de la insurrección en la zona y de las condiciones que ofrecía el Bando de Indulto del Capitán General Calleja, aconsejó a los que le seguían todavía que retornaran a sus hogares y acogerse al indulto.
El día 3 sólo estaba acompañado por los hermanos José Agustín y Aurelio Rodríguez y decidieron capitular. Al respecto José Agustín Rodríguez escribió: "No desertábamos de ninguna fuerza, no existía jefatura superior a nosotros, por lo que dimos por finalizado nuestro primer esfuerzo para esperar la oportunidad para reanudarlo..." Al presentarse ante las autoridades españolas Marrero fue conducido a Colón y de ahí a La Habana, donde lo llevaron ante el Capitán General Callejas, quien lo invitó a dar su palabra de honor de no volver a levantarse en armas contra España, a lo que se negó rotundamente.
Deportación y posterior regreso a la lucha
El día 10 de marzo de 1895 salió deportado a España, a la ciudad de Pravia, en Asturias, de donde se fugó para pasar la frontera con Francia, el 1ro de julio de 1895.
Días después llegó a Nueva York, donde se enroló en la expedición del vapor Delaware, bajo el mando de Francisco Carrillo que zarpó de Nueva York el 10 de octubre de 1895.
No pudieron llegar a Cuba, pues fueron apresados por las autoridades ingleses en la isla Inagua Grande, en Bahamas. Los expedicionarios fueron conducidos a Nassau, el 19 de octubre de 1895 donde permanecieron un tiempo presos. Una vez liberado regresó a Nueva York para intentar volver a Cuba.
Después de otro infructuoso intento, del cual también resultó detenido, se enroló en la expedición del vapor Bermuda, la que logro desembarcar el 24 de marzo de 1896 por Maraví, a unos diéz kilómetros de Baracoa. Esta expedición estuvo comandada por el Mayor General Calixto García, a quién acompaño hasta el 2 de mayo de 1896. Posteriormente estuvo subordinado a los coroneles José González Calunga y Braulio Peña, sucesivamente, destacándose en los combates de Saratoga (del 9 al 11 de junio de 1896) y Jacinto (6 de octubre de 1896). A mediados de noviembre de 1896 pasó al Cuartel General de General en Jefe Máximo Gómez como médico y con grados de comandante. En enero de 1897 fue trasladado a la 1ra División 5to Cuerpo de Matanzas, bajo las órdenes del General de División Avelino Rosas, de quién fuera jefe del Estado Mayor. En abril de 1897 se trasladó a la Brigada de Colón (1ra Brigada, 1ra División, 5to Cuerpo); bajo el mando del General de Brigada Francisco Pérez Garoz. En Agosto de 1897 pasó al Estado Mayor del Mayor General Francisco Carrillo, jefe del 4to Cuerpo de Las Villas, donde terminó la guerra.
Ascensos
- A Capitán el 24 de febrero de 1896,
- A Comandante el 26 de mayo de 1896,
- A Teniente Coronel el 31 de mayo de 1897,
- A Coronel el 1 de junio de 1897.
Terminada la guerra fue designado para entrar en el pueblo de Remedios al frente de las fuerzas libertadoras como comandante militar el 28 de diciembre de 1898. Se licenció del Ejército Libertador el 1 de abril de 1899.
Alcalde de Yaguajay

Poco después en el mismo mes de abril de 1899 fue designado alcalde de Yaguajay en Las Villas, por las autoridades de ocupación militar norteamericana, proponiéndose amoldar al municipio al nuevo orden de cosas, en un difícil período de organización que habría de ser continuidad de la obra redentora de la revolución en el empeño de alcanzar una era de progreso y felicidad.
El 17 de septiembre de 1899, participó en la exhumación de los restos de Antonio Maceo ceremonia en la que también participaron Máximo Gómez, Juan Gualberto Gómez, los generales Mayía Rodríguez, Lacret Morlot y Juan Ríus Rivera, Salvador Cisneros Betancourt y las capitanas Adela Azcuy y Luz Noriega entre otros.
En noviembre fue uno de los fundadores del Partido Repúblicano en la región, iniciando su comité junto a otros políticos locales.
Después de un año de trabajo, el 16 de junio de 1900 se celebraron elecciones para validar con el voto popular el desempeño de los alcaldes interinos y fue ratificado por el pueblo para ese cargo y también reelecto nuevamente el 1 de junio de 1901, manteniéndose en este puesto casi todo el tiempo de ocupación norteamericana.
Durante su mandato trabajó en mejorar la deteriorada economía del municipio y el estado de abandono de las zonas rurales, el alto desempleo, el bajo nivel adquisitivo, la hambruna, miseria y desamparo, coincidiendo con la política del gobierno interventor de crear condiciones en el país para facilitar la penetración, el dominio y la explotación del pueblo, para lo cual realizó en el municipio un grupo de obras y actividades tendientes a mejorar la situación de sus habitantes en el aspecto sanitario, de instrucción y organización social.
El 22 de junio de 1899 se funda la Junta Local de Sanidad, presidida por el alcalde e integrada por los médicos José Obdulio Barreras y Manuel Peláez Laredo y por otros vecinos de prestigio como Bernardo Antigas Sagaz, Gerardo Abiega Milián y Francisco Gutiérrez Díaz, entre otros. Como parte de su desempeño se construyó un nuevo matadero, se reparó y acondicionó el cementerio y se construyó además un hospital civil denominado "Dr. Martín Marrero" en reconocimiento a su trabajo y que se inauguró el 7 de septiembre de ese mismo año, costeado por recaudación popular que hizo la Sociedad "El Amparo" y con las donaciones del señor Fitzhugh Lee, cónsul de los Estados Unidos en Cuba, y la benefactora norteamericana Clara Darton, la cuál más tarde fue una de las organizadoras de la Cruz Roja Cubana y que funcionó hasta 1963.
El 1 de julio de 1899 se fundó la Junta Local de Educación, también presidida por el alcalde e integrada por vecinos de prestigio y reconocidos educadores, la que se encargó de reorganizar las escuelas primarias del municipio y modernizar el sistema educativo, planificando una enseñanza con menos lecciones memorizadas, y en la que se suspendió la enseñanza de religión y se incorporó la enseñanza de labores manuales entre otras actualizaciones. En febrero de 1900 se llevó a cabo una gran manifestación en honor del Alcalde Martín Marrero, encabezada por el Comandante Braulio Sánchez con diez jinetes, le seguían representaciones del Círculo Martí, la Colonia Española, la Sociedad de Color La Luz y la Unión Fraternal de Mayajigua. En el municipio, desde el punto de vista cultural, durante su permanencia en el gobierno se produjo un despertar literario plasmado en los periódicos locales. Se publicaron novelas, obras de teatro, poemas, décimas y se destacaron autores como Pedro C. Subirate, Cármen del Casals de Peláez y Magdalena Peñarredonda. Se fundó la Sociedad de Instrucción y Recreo "Círculo Martí". En diciembre de 1901 se celebraron las primeras parrandas en Yaguajay, para estas festividades se dividió la población en dos barrios: La Loma y Sansaricq. En contraposición a los aspectos positivos en la zona se produjo la proliferación del bandidaje en los campos, a tal punto que se dedicaron numerosos efectivos de la guardia rural a perseguirlos y visitaron Yaguajay por este motivo, a finales de 1901, el Gobernador Civil y el Jéfe de la Guardia Rural de la provincia los Generales José Miguel Gómez y José de Jesús Monteagudo. En el período mejoró la economía del municipio con la industria azucarera como el sector fundamental y con los centrales Narcisa y Vitoria a la vanguardia, sobre todo basado en la explotación de los obreros, los que tuvieron sus primeros mártires el 8 de febrero de 1901 cuando, acusados de sabotaje, fueron detenidos, asesinados y después desaparecidos sus cuerpos, los obreros del central Narcisa Antonio Cendán e Hipólito Rojas. Esta vandálica acción fue realizada por efectivos de la guardia rural. A pesar de los esfuerzos por esclarecer el hecho los asesinos quedaron impunes y fue acusado de debilidad al alcalde al manejar la situación, creándose un ambiente político muy tenso en el mes de septiembre donde sacó provecho el Partido Demócrata en la oposición, dirigido por el también médico Lcdo. Rafael Seiglie, lo que provocó en marzo del siguiente año la renuncia a su puesto del alcalde Dr. Martín Marrero.
Tomada esta decisión en 1902 se trasladó a La Habana, radicándose de nuevo en su natal Santiago de las Vegas.
Trabajo como médico militar

El 12 de enero de 1903 ingresa en la Guardia Rural con el grado de capitán médico, desempeñando diferentes responsabilidades. En el mismo ocupó los cargos de Director del Hospital Militar y jefe de Sanidad del Cuerpo de Artillería, hasta 1909; de 1913 a 1915 y con grados de Teniente Coronel fue designado Jefe de Sanidad del Ejército Permanente (creado el 4 de abril de 1908 por el Decreto Ley 355 del Gobernador Militar Charles E. Magoon durante la segunda ocupación norteamericana), y posteriormente jefe de la Sección de Sanidad del Estado Mayor General de 1915 a 1919, con grado de Coronel.
Al retirarse en 1926, decepcionado por la actuación represiva del ejército en diferentes acontecimientos nacionales, ostentaba el grado de Coronel Jefe del Hospital Militar de Columbia y jefe de Sanidad Militar. Jamás utilizó sus glorias y sus honores en beneficio personal. Rehusó ser nombrado alcalde en Santiago de las Vegas. Pasó los últimos años de su vida trabajando modestamente como médico en su consultorio de Santiago de las Vegas.
El 26 de julio de 1938 falleció su esposa Carmen Caraballo.
Nombramientos y homenajes
En homenaje a su destacada participación en la gesta libertaria y a su ardua labor en la defensa de los intereses del pueblo de Yaguajay, el primer hospital de este municipio, inaugurado en 1899 llevó su nombre y años más tarde el Ayuntamiento de este municipio acordó nombrar “Dr. Martín Marrero” a una de las calles de la cabecera municipal.
En la república el Dr. Martín Marrero mantuvo sus vínculos con Jagüey Grande. Al cumplirse el trigésimo aniversario del levantamiento en armas, del 23 al 25 de febrero de 1925 visitó este pueblo, la zona de Palmar Bonito y la Finca La Sirena, ocasión en que se rindió homenaje a los patriotas participantes en la sublevación del 24 de febrero de 1895.
El Ayuntamiento de Jagüey Grande le otorgó la condición de Hijo Adoptivo, y Santiago de las Vegas lo proclamó Hijo Benemérito el 24 de febrero de 1943.
Muerte
El 15 de diciembre de 1943, a las tres de la madrugada, dejaba de existir el Coronel Martín Marrero.
Fuentes
- Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Tomo 1, Biografías. La Habana, Ediciones Verde Olivo, 2001.
- Herminio Bello Escobar y Antonio González Masa: Monografía de Yaguajay.
- Herminio Bello Escobar: Obreros Asesinados. En Boletín Nuestra Historia. Año I. No. 1. Santa Clara, Editora Política, 1974.
- José Fernández Fernández: El alzamiento y el combate de Palmar Bonito. Tomado del libro: Historia de Jagüey Grande.
- José A. Martínez Fortún y Foyo. Reseña histórica del Termino Municipal de Yaguajay. 1945
- Museo Municipal de Jagüey Grande. Documentos históricos.
- Museo Municipal de Santiago de las Vegas de Yaguajay. Documentos históricos.
- Museo Municipal de Yaguajay. Documentos históricos.
- José Miguel Márquez Fariñas: Presencia de Martí en el doctor Martín Marrero Rodríguez, Coronel de Caballería del Ejército Libertador. Revista Calibán